VIII. Conclusión
Esta crítica no exploró todos los problemas de la sección de las perturbaciones sexuales. Se encontraron muchas más de las que se pueden documentar aquí. No obstante ello, por lo que hemos analizado las perturbaciones sexuales no cumplen con los criterios para su inclusión establecidos en el propio texto; sus fundamentos son deficientes, los criterios para el diagnóstico no tienen apoyo y sus aplicaciones están sujetas a mal uso y a abuso.
Por lo tanto hay dos soluciones posibles: una revisión importante de esta sección o la eliminación completa de esta clasificación
Si los editores del DSM eligen revisar esta sección necesitarán cambiar la definición de trastorno mental, de parafilia o de ambas, corregir las afirmaciones y ajustar los criterios para la inclusión de un diagnóstico y añadir salvaguardas para evitar el mal uso del diagnóstico. Como esta solución aparece como difícil es que estamos a favor de la eliminación completa de los llamados trastornos sexuales del DSM como el remedio más apropiado para el problema analizado
Seguimos observando que hay individuos diagnosticados de parafilia que están buscando psicoterapia como padeciendo per. se un problema mental Creemos que otras características psicológicas describen a estos individuos y sus preocupaciones de forma más precisa que sus intereses sexuales. No son sus intereses sexuales, sino la forma en que los manifiestan lo que puede ser problemático a veces y este es un foco más adecuado para la psicoterapia. Seguimos pensando que el clásico principio médico: “en primer lugar, no hagas daño”, debe continuar teniendo vigencia.
La confusión entre los intereses sexuales diferentes y la psicopatología ha llevado a la discriminación contra todos los “parafílicos”. Hay personas que han perdido sus trabajos, la custodia de sus hijos, reconocimientos sociales, actos de violencia ,etc., debido, al menos en parte, a la asociación de su conducta sexual con patología mental.
Este no es un problema nuevo para la psiquiatría. En los últimos 100 años, la consideración de algunas conductas sexuales alternativas como patológicas (por ejemplo, masturbación, “ninfomanía”, homosexualidad), ha causado graves inconvenientes.
Seguimos sosteniendo que debe existir una clasificación de las perturbaciones sexuales independiente de los trastornos mentales y solo asociarlas a estos cuando los casos particulares así lo ameriten