5. Epidemiología de las perturbaciones sexuales más frecuentes en los delitos sexuales.
Los modelos que pretenden explicar los orígenes, desarrollo y mantenimiento del comportamiento antisocial, en particular la violencia la sexual, asumen como hipótesis central que tales formas de comportamiento se originan en el aprendizaje del medio social básico, de acuerdo a la interacción que el niño mantiene con su medio; este comportamiento llega a ser precursor de importantes conductas delictivas.
Los delitos sexuales pueden ser consecuencia de diversos factores. Cierto porcentaje de agresores sexuales padecen un trastorno psicosexual, es decir, alguna forma de perturbación sexual.
Las perturbaciones sexuales cualitativas bajo la forma de parafilias o desviaciones sexuales suelen ser factores de riesgo para la comisión de delitos sexuales.
Se entiende por parafilia con características delictivas un estado que consiste en la necesidad impulsiva de un estímulo fuera de lo común, y personal o socialmente inaceptable, ya sea real o imaginario, para iniciar o mantener óptima la excitación erotosexual y para alcanzar el orgasmo.
No todas las parafilias son ilegales. El delito sexual es un concepto jurídico, en tanto que la parafilia es el nombre de un trastorno sexual que puede aparecer o no acompañando a una perturbación mental.
Como ya se ha dicho, John Money ha expuesto el concepto “mapa del amor” como una especie de inscripción o plantilla grabadas en el cerebro, en la que se esboza las actividades sexuales que preferimos.
Tal acontecimiento se desarrolla en la infancia a través de las experiencias vividas en función del placer–displacer. Se cree que la época más vulnerable gira alrededor de los 5 a 8 años, luego las posibilidades de modificación se hacen difíciles o refractarias.
Las parafilias se desarrollan como reacciones estratégicas al abandono, la supresión o la traumatización del desarrollo sexual esperado como habitual. El parafílico intenta sobreponerse a la tragedia del psicotrauma.
Money ha advertido que la supresión de los juegos sexuales preparatorios de la infancia podría impedir un desarrollo sexual sano. Algunas culturas temen que los niños sean expuestos tempranamente a la actividad sexual. El hecho de castigar estas conductas pueden obstaculizar el desarrollo de un mapa de amor normofílico.Por consiguiente el individuo adquiere un mapa del amor o plantilla mental erotosexual a través de la experiencias e imágenes mentales vividas donde las actividades gratificantes que provocan excitación y orgasmo que cuando adquieren características parafílicas reemplazan a las normofílicas.
Uno de los principales investigadores de la violencia sexual el psiquiatra inglés Neil Malamuth considera que la agresión sexual se produce cuando, además de existir ciertas motivaciones, las circunstancias inhiben los controles que evitarían el ataque y además cuando se presenta una ocasión propicia. En algunos casos se llega a configurar una conducta sexual compulsiva como forma de reducir la ansiedad y la angustia. La actividad sexual brinda un alivio temporal, pero éste va seguido de más angustia. Muchos infractores sexuales han sido a su vez víctimas de abuso sexual en la infancia.
El sexólogo Eli Coleman, director del Programa de Sexualidad Humana de la Universidad de Minnesota conjetura que las experiencias traumáticas infantiles intensifican la ansiedad primaria con una distimia secundaria.
Se ha establecido una correlación entre violencia sexual y aquellas sociedades que podrían definirse como sociedades represivas.
El sociólogo estadounidense Ira Reiss ha señalado que una sociedad sexualmente sana sería aquella que adoptara tres principios básicos de salud mental: honestidad, igualdad y respeto..
Los estudios señalan que los infractores sexuales adolescentes son especialmente desconocedores de la sexualidad. Los programas de prevención de la violencia sexual deben favorecer la independencia temprana del niño y promover la sexualidad como un aspecto saludable y deseable de la vida diaria.
Raymond A. Knight y Robert Prentky (1990) siguiendo su nivel económico y su motivación delincuencial clasifican a los agresores sexuales en:
- los oportunistas del alto y bajo nivel económico
- los invadidos por la ira y resentimiento
- los sádicos con alto y bajo nivel económico
- los deseosos de venganza de alto y bajo nivel económico
Además evalúan: si presentan una personalidad psicopática con mal manejo de los impulsos o si son transgresores que muestran suficiente autocontrol.
Dentro del amplio campo de las perturbaciones sexuales sobre todo cualitativas (desviaciones y/o parafilias) solo enumeraremos aquí a aquellos comportamientos sexuales parafílicos con relativa frecuencia se observan en el quehacer médico-legal.
Si bien las personas con conductas parafílicas exclusivas, son un porcentaje exiguo de la población, sin embargo, la naturaleza repetitiva e insistente del trastorno hace que la comisión de actos parafílicos sea de alta frecuencia.
La paidofilia es lejos la parafilia delictiva más común. El 20% de todos los niños americanos han sido víctimas de abuso antes de los 18 años (Abel 1989).
La mayor parte de los actos de abuso consisten en tocamiento genital o sexo oral. La penetración anal y vaginal no es frecuente a excepción de los casos de incesto.
La inmensa mayoría de los paidófilos son heterosexuales, pero si se toma en cuenta el porcentaje de homosexuales en la población general, se observará que existen más paidófilos entre estos últimos que entre los heterosexuales, sin querer decir que los homosexuales per-sé sean abusadores de niños, que suele ser una idea errónea muy habitual. Por lo tanto existen paidófilos heterosexuales, homosexuales o bisexuales, muchos de ellos incestuosos.
Hay paidófilos exclusivos (atraídos solo por niños) y otros no exclusivos.
Se observa también entre los paidófilos un 50% de consumidores de alcohol y se ha señalado que es frecuente que se hayan visto envueltos en situaciones de exhibicionismo, violación o voyerismo. También es común observar que el abusador suele ser un pariente de la víctima.
La mayoría de los abusadores están casados y tienen hijos propios y no todos son pedófilos en el sentido estricto.
Los fetichistas usualmente no son perseguidos. En el fetichismo el foco sexual se encuentra en objetos (zapatos, guantes, cabellos, ropa interior, etc) que son relacionados íntimamente con el cuerpo humano. El fetiche en particular se encuentra asociado a alguien involucrado muy cerca con el paciente durante la infancia de éste y posee una cualidad que lo relaciona con esa persona.
Esas cualidades asociadas con personas importantes en la infancia del sujeto fueron traumatizantes, amadas y necesarias. La fetichización es un proceso de “deshumanización” en el cual el fetiche representa una parte del cuerpo humano, en lugar de la totalidad.
La actividad sexual puede estar dirigida directamente hacia el objeto o bien el fetiche es incorporado a la relación sexual. Los teóricos del aprendizaje piensan que el objeto está asociado a la estimulación sexual a edad temprana.
El fetichista que roba el objeto fetiche puede ser causa de examen pericial (diferenciar de la cleptomanía o robo compulsivo). Este es un robo de clara base sexual para obtener el objeto deseado y gozar con su colección u obtener placer orgásmico solitario con su presencia.
La cleptomanía (robo compulsivo) puede producir excitación sexual. El acto cleptomaníaco de robar simboliza placeres sexuales prohibidos.
El fetichismo trasvestista consiste en el fantasear o en vestir realmente ropas de género opuesto, con objeto de experimentar excitación y como ayuda para lograr el orgasmo en la masturbación o en el coito.
El 50 al 75% de los trasvestistas declara que su conducta comenzó alrededor de los 10 años. Desde el punto de vista dinámico, este comportamiento cumple con el objetivo de expresar el forzamiento hacia la identificación femenina ( a través de imágenes o fantasías de las prendas de mujeres que lo sometieron, sojuzgaron, castigaron, abandonaron o sedujeron) y triunfar sobre ella, es decir, marcan la lucha contra la identificación femenina y el orgasmo aporta una victoria transitoria. Con el tiempo, la motivación predominante de las conductas trasvestistas que era aliviar la ansiedad de separación, se reemplaza por la estimulación sexual de las prendas femeninas para obtener el orgasmo, por eso luego estos parafílicos desean vivir y vestir como personas del otro sexo.
Las mujeres trasvestistas son menos frecuentes, son personas con fuerte masculinidad (más que deseo erótico) aunque sin estar relacionadas necesariamente con una orientación homosexual. El trasvestista suele ser desde un solitario, deprimido y culpable hasta un egosintónico y sociable miembro de una subcultura.
Los trasvestistas son detenidos en casos de delitos contravencionales.
El froterismo es una parafilia que se caracteriza por la acción de un individuo en frotar su pene contra el cuerpo de una mujer totalmente vestida para poder alcanzar el orgasmo.
Una variación es la tocofilia en la cual utiliza sus manos para tocar los senos o los genitales en forma anónima y circunstancial de una mujer quien no lo desea ni espera tal contacto.
El “frotador” es extremadamente pasivo y solitario y generalmente la parafilia es su única forma de gratificación sexual.
El tocar y acariciar representa el contacto materno erotizado que despierta fusión-atracción y temor al abandono y castigo. Por eso el acto es breve y el orgasmo es necesario para refirmar la integridad física.
Estos parafílicos suelen ser detenidos por abuso sexual simple (abuso deshonesto del código anterior).
Los exhibicionistas que se muestran a niños también suelen ser frecuentes. Consiste en la urgencia y deseo recurrente de exponer los genitales a un extraño o a una persona que no lo espera. La excitación sexual ocurre en anticipación a la exposición, y el orgasmo se obtiene por masturbación durante o después del evento. El exhibicionismo es un hecho casi exclusivo de varones que se exponen a mujeres.
El exhibicionista expone el pene para observar la reacción de la víctima (miedo, sorpresa o disgusto) y ese acto le sirve para reafirmar su masculinidad de la que duda. Es una parafilia del mirar y el mostrar. El exhibicionista se identifica con su víctima y se siente superior a ella.
Le siguen los voyeristas y los escoptofílicos. Estas parafilias se caracterizan por la recurrente preocupación vivida como fantasías o actos que envuelven la búsqueda o la observación de personas desnudas (voyerista) o que se encuentren teniendo relaciones sexuales (escoptofílicos). Estas son parafilias de la observación. .
El voyerista o mironista mira a una mujer para descubrir la verdadera naturaleza de sus genitales e identificarse con ella. Luego mediante la masturbación se tranquiliza ya que confirma la presencia de su pene y reafirma así su superioridad.
Los mironistas, los escoptofílicos, los exhibicionistas y los frotadores suelen crear conflictos sociales que terminan en problemas judiciales, si bien comparados con los sádicos son los delincuentes menores de la sexualidad y suelen mover a irritación o sorna.
No obstante a veces suele observarse en la escalada de las personalidades con parafilias múltiples que comienzan como mirones, luego como exhibicionistas, siguen como paidofílicos y así progresivamente frotadores, acosadores, abusadores y por último violadores sádicos, etc.
No existen estadísticas confiables de algolágnicos (sádicos y masoquistas). El sadismo sexual suele ser foco de atención en los casos sensacionalistas de homicidios sexuales o pasionales, brutalidad sexual y violaciones.
Esta parafilia suele ser predominantemente masculina.
El sádico hace a los otros lo que teme le suceda a él. El placer se obtiene a través de la expresión de las pulsiones agresivas.
El sadismo sexual está relacionado con la violación, aunque ésta es mejor conceptualizarla como un acto de violencia. Sin embargo algunos violadores sádicos matan a sus víctimas después de haber tenido contacto sexual con ellas.
En el masoquismo sexual se observa que las personas con esta parafilia tienen intensos deseos y fantasías sexuales que envuelven el acto real de ser humillados, golpeados, atados o cualquier otra actividad que les cause dolor o los haga sufrir. Se permiten tener sensaciones sexuales solamente cuando el castigo derivado de ellas está presente.
Los masoquistas pudieron haber sufrido experiencias en las que se convencieron que el dolor es un prerrequisito para obtener placer sexual. Cerca del 30% de los masoquistas tienen también fantasías sádicas y son llamados sadomasoquistas.
Las fantasías de ser humillado, golpeado, atado o de actos que provocan sufrimiento pueden incrementar la excitación sexual en algunos sujetos cuya vida sexual no tiene otras particularidades. No obstante, cuando esas fantasías se ponen en acción o son muy perturbadoras, merecen el diagnóstico de masoquismo sexual. Cuando no es un acto privado consentido puede tener connotación delictiva bajo la forma de lesiones.
La hipoxifilia es una parafilia, por la cual el individuo tiene el deseo de alcanzar un estado alterado de la conciencia secundario a la hipoxia, al momento de experimentar el orgasmo. En esta parafilia el sujeto puede lograr esto utilizando algún medicamento (óxido nitroso) que puede producir hipoxia. La asfixia erótica está también asociada con estados hipóxicos. Algunos los clasifican dentro del masoquismo sexual. Conlleva el peligro de morir por accidente.
La zoofilia o bestialismo es la actividad sexual con animales. Los animales suelen ser entrenados e incorporados dentro de las fantasías o actividades sexuales de este parafílico.
La zoofilia como parafilia única es infrecuente y solo ocurre en pacientes gravemente psicóticos o con retraso sexual profundo. Se observa en personas en estados de aislamiento forzado.
La zoofilia es una parafilia poco frecuente y quizás la única de mayor predominio femenino (según Abel 1989 el 3.6% de las mujeres adultas entrevistadas habían tenido experiencias sexuales con animales).
Las parafilias excretoras son escasamente denunciadas ya que suelen ocurrir entre adultos que consienten.
La coprofilia se suele observar asociada a variantes donde las materias fecales tengan participación directa o simbólica. Se asocia al deseo de defecar en la pareja o ser defecado por ella, a comer heces (coprofagía), al uso compulsivo de expresiones soeces (coprolalia) o la aplicación de enemas (clismafilia).
La urofilia (urolagnia) se asocia con el placer sexual en orinar a la pareja o ser orinado por ella, es una manera de erotismo uretral como la masturbación con objetos introducidos en la uretra.
El parcialismo es la focalización erótica en una sola parte del cuerpo y la exclusión del resto. Una persona utiliza esas actividades como única fuente de gratificación sexual y no realiza o se rehúsa a realizar el coito. Se encuentra comprendido la felacio, el cunilinguo, el anilinguo, etc. Cuando no es consentido por el partenaire aparece la figura delictiva del abuso sexual.
La necrofilia consiste en el hecho de obtener satisfacción sexual con cadáveres. Exploran morgues y violentan tumbas o bóvedas de cementerios.
Piensan que infringen en sus víctimas la mayor humillación, sobre todo en los homicidios necrofílicos. Entre ellos hay muchos psicóticos.
La homosexualidad y el trasvestismo no constituyen “per-se” delitos, ya que el CPA no los tipifica como delito, por lo tanto no debe considerarse al homosexual o al transvestista como delincuentes por el solo hecho de ser tales..
Existen homosexuales que cometen delitos al igual que los heterosexuales. Las conductas sexuales de algunos homosexuales (tal vez debido a la marginación social o a que muchos presentan trastornos psíquicos) pueden ser consideradas socialmente peligrosas o por la estructura de su personalidad ser portadores de un estado peligroso predelictual.
En estos casos a nivel criminógeno el homosexual frente al CP puede situarse en una doble actitud antijurídica: por un lado mediante la comisión directa de delitos motivados por su frecuente estructura emocional inestable, así se observa en los casos de homicidios o lesiones entre homosexuales por celos o venganza que en la mayoría de los casos presentan la peculiaridad de ser más violentos y sangrientos que los denominados “pasionales” cometidos por heterosexuales. Según los criminólogos los “celos” entre homosexuales juegan como un elemento de máxima peligrosidad y por otro lado, los homosexuales pueden delinquir (igual que los heterosexuales) para satisfacer sus necesidades y o apetencias sexuales, tal es el caso de la corrupción, el abuso sexual, el exhibicionismo, etc., sobre todo cuando tienen una estructura psicopática al igual que algunos heterosexuales. El escritor ensayista francés Georges Bataille (1897-1962) dijo: “En los crímenes amorosos entre homosexuales varones puede verse la pasión mas extrema del alma femenina, conjugada con la pulsión mas brutal del cuerpo masculino en furia”
Los homosexuales prostitutos (por lo general bisexuales) por ejemplo, algunos de los llamados “taxi boys” a veces generan conflictos sociales y conductas delictivas ya que suelen algunos extorsionar a los homosexuales que abonan sus servicios, robar y hasta matar cuando no logran sus objetivos.
Se han observado casos de” homosexuales latentes o reprimidos ” que temen por sus inclinaciones eróticas y, que matan a otros homosexuales en serie como una actitud “reivindicatoria social” y como reaseguro frente a su virilidad cuestionada.
Parafilias mas extravagantes se han descripto últimamente como algunos casos aislados de autoginefilia (fantasías de transexualidad durante la actividad sexual) y la formicofilia (actividad erótica con insectos).Todas ellas pueden provocar problemas judiciales cuando se realizan sin el consentimiento del partenaire.
Las parafilias en más del 50% se inician antes de los 18 años de edad, teniendo su pico de expresión conductual entre los 15 y 25 años tendiendo luego a decaer y siendo rara sus manifestaciones explícitas luego de los 50 años a menos que se trate de conductas solitarias o con una pareja cooperadora.
Algunos autores piensan que los que realizan “crímenes pasionales” poseen un trastorno disociativo llamado trastorno de personalidad múltiple y muchos de ellos tienen antecedente de haber sufrido un traumatismo craneoencefálico.
Se postulan también como predisponente: la herencia, trastornos hormonales, relaciones conflictivas, haber sufrido abuso sexual y la presencia de antecedentes psiquiátricos.(Abel 1989)
Entre los individuos que presentan perturbaciones sexuales cuantitativas (disfunciones sexuales) es poco frecuente las conductas delictivas. En general entre los disfuncionales erectivos suelen aparecer casos de violadores.
El abuso sexual desbloquea la impotencia de predominio origen psíquico al reafirmar la masculinidad a través de la agresión sexual sobre todo cuando perciben el temor de la víctima.
También se observan paidófilicos disfuncionales con las parejas adultas y que solo a través de la parafilia compensan la disfunción sobre todo erectiva, ya que el menor le genera menos conflictos, al pensar que éste no evalúa su rendimiento o capacidad sexual y por lo tanto, reafirmar así su masculinidad autocuestionada