Contentidos
5) La madre
5.1. La dependencia maternal
El paradigma de la virtud era la mujer-madre que es ensalzada en forma casi obsesiva en el tango . La madre concita en el tango unánime piedad, amor ternura. Es siempre santa, abnegada, comprensiva, apoyo a las declinaciones, lo único en qué confiar, el amor sincero y puro al que se vuelve al fin de cualquier desventura.
Por ej: Francisco Pracánico y Verninio Servetto, seguramente con “Madre” se instala el tema con fuerza “Madre! las tristezas me abatían y lloraba sin tu amor…cuando en la noche me hundía de mi profundo dolor… Madre! no hay cariño más sublime ni más santo para mí… los desencantos redimen y a los recuerdos del alma volví..”
José de la Vega con Agustín Bardi compusieron “Madre hay una sola” “ y aunque un día la olvidé, me enseñó al final la vida que a ese amor hay que volver”
El que pretende redimir a la mina que cree buena identificándola con la madre E .S. Discépolo (1928) en “Soy un Arlequín” dice: “Me clavó en la cruz tu folletín de Magdalena, porque soñé que era Jesús y te salvaba…Me engañó tu voz, tu llorar de arrepentida sin perdón. Erás mujer…pensé en mi madre y me clavé…”
Por supuesto está el que vuelve arrepentido y encuentra intactos el hogar y el amor que abandonó. La madre nada le reprocha. Así en A mi madre ( Almafuerte) se dice: “Pagando antiguas locuras y ahogando mis tristes quejas volví a buscar a la vieja aquellas hondas ternuras que abandonadas dejé y al verme nada me dijo de mis torpezas pasadas…Madre hay una sola y aunque un día lo olvidé me enseñó al fin la vida que a ese amor hay que volver”
El hombre que ha caído del todo y está preso, en la mala, enfermo; los amigos se desentienden en Consejo de Oro ( Arquímedes Arci) dice: “Y de preso ni un amigo me ha venido a visitar; sólo el rostro demacrado y adorado de mi vieja se aplastó contra las rejas para poderme besar”
5.2. El que mata por defender a la madre
Celedonio Flores en 1923 narra en ”Sentencia” el alegato defensivo de un hombre de avería en los estrados judiciales que mata por defender a su madre de la agresión del compañero de ésta. Lo primero que hace es justificar su historia social y dice ” Yo nací señor Juez, en el suburbio, suburbio triste de la enorme pena, en el fango social donde una noche asentara su rancho la miseria. De muchacho, nomás, hurgué en el cieno donde van a podrirse las grandezas,¡ Hay que ver, señor Juez, como se vive para saber después como se pena!.” Luego describe el hecho y se justifica nuevamente ” aquella noche, cuando oí que aquel malvado escupió sobre sus canas el concepto bajo y cruel, hombre a hombre sin ventaja, por el despecho cegado, por mi cariño de hijo, por mi cariño sagrado, sin pensar, loco de rabia, como un hombre lo maté” y por último amenaza “ y si va sentenciarme por las leyes aquí estoy para aguantarla la sentencia…pero cuando oiga maldecir a su viejita ¡es fácil, señor Juez que se arrepienta!.
Antonio Nápoli hace en el tango “Levanta la frente” (1936) una exaltación del amor maternal frente al prejuicio social de la madre soltera amparada por el hermano comprensivo que le habla y dice: “Levanta la frente. No escondas la cara. Yo sé que tu falta será para el mundo escándalo, risa, placer y baldón, más yo soy tu hermano y al ser juez, me fundo según los dictados que da el corazón” Luego acota “ No peca quien brinda la fe del cariño ni es crimen el darse confiada al amor. Malvado es el hombre que infiere la ofensa, infame es el hombre que bebe y se va.” Por último remata la protección afectiva que le brinda “ No llores hermana, ya ves te comprendo, de nada te culpo, mi afecto te doy. Mi casa, mis brazos, mis puños te ofrendo. Del hijo que traes cual padre ya soy. Tu buena cuñada me dio dos cachorros… de cuenta haré hermana que ya tengo tres.”}
5.4. La loca que alucina su maternidad
J A Diaz Gomez y José M Rizzuti narran en 1928 en “Canción de cuna” el canto de cuna de una adolescente que se encuentra en el hospicio y arrulla alucinadamente un niño. Expresa: “En el sendero de un triste hospicio, casi una niña la pobre loca un trapo viejo cual bebe ató y entre sus brazos lo acariciaba mientras cantaba esta canción: Arrorró mi niño, arrorró mi sol, soy tu madrecita y tu eres mi Dios. Tu padre fue malo y te abandonó, quizá vuelva un día , :pero sin amor.”
5.5. El cariño de la madre muerta
E Santos Discépolo en 1933 en “Tres Esperanzas” expresa la desesperanza de un hombre que tras describir su historia concluye: “La gente me ha engañao desde el día en que nací. Las hembras se han burlao, la vieja la perdí. Tres esperanzas tuve en la vida, dos me engañaron y unas murió.”
En 1937 E.S. Discépolo y Luis C Amadori escriben “Desencanto” donde se describe las frustraciones que la vida le muestra al protagonista en relación a las ilusiones que le forjó el cariño de su madre y se lamenta “ ¡Qué desencanto tan hondo que desconsuelo brutal!.. Qué ganas de echarse en el suelo y ponerse a llorar..” “ Y pensar que en mi niñez tanto ambicioné y al soñar forjé tanta ilusión. Oigo a mi madre aún, la oigo engañándome. Porque la vida me negó las esperanzas que en la cuna me cantó”.
Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.