Contentidos
II. El encuentro sexual
Se ha dicho anteriormente que la relación sexual humana surge de la comunicación interpersonal de la pareja como consecuencia de una conducta sexual adecuada.
Intervienen:
- Una pulsión sexual (biológico), es decir, una carga energética libidinal
- Una elección sexual (psicosocial) o sea, un deseo específico.
- Una ejecución (acto sexual) o descarga libidinosa.
1. La pulsión sexual
La pulsión sexual se la puede definir como el conjunto de hechos biológicos (orgánicos y funcionales) y psicológicos (objetivos y subjetivos) que se manifiestan en el individuo por un mandato primitivo de la especie, modificado y adaptado por el medio y que se traduce a través de una actividad vital que conduce cuando es percibido por la conciencia (como necesidad o deseo) a una inclinación hacia un objeto sexual con el cual obtener descarga libidinal (consumación) con o sin goce específico (orgasmo).
Nace como una necesidad biológica de cumplir con el mandato de la perpe-
tuación de la especie. Se expresa como una carga energética libidinal a la que hay que dar salida. Está regulado por la constitución genética y las hormonas sexuales.
Es la fuerza que nace del instinto de conservación (preservación del individuo) y del de reproducción (perpetuación de la especie) como una energía biológica (líbido) que se expresa dinámicamente (efecto fundamentalmente humano) y que puede ser:
- regulada por el hombre
- condicionada por la sociedad
- se expresa por manifestaciones psíquicas (deseo) y/o fisiológicas (necesidad)
- que se diferencia del animal en que la pulsión no es ciega, predeterminada, impostergable y con un fin preciso como el instinto.
El circuito dinámico de la pulsión sexual (efecto) sigue la siguiente secuencia:
El apetito es un estado de necesidad (más animal) o de deseo (más humano) concientizado por el individuo traducido por un impulso dinámico sin contenido ni dirección a expensas de la energía libidinal que se encuentra a disposición en la fuente biológica (esencia)
La búsqueda del objeto es un comportamiento que en hombre admite infinitas variantes (en el animal se ritualiza o normatiza) por el cual se logra obtener el objeto sexual deseado.
La consumación es la descarga por una expresión sexual dada (genital u otra) con el fin de restablecer el estado previo a la necesidad o deseo.
La saciedad es la consecuencia de la obtención del placer traducido por un estado de satisfacción que lleva a una calma posterior.
2. La elección sexual
Surge cuando el ser humano toma conciencia de sus necesidades sexuales y afectivas, tiende a satisfacerlas y para ello debe realizar una elección objetal. Interviene aquí todo un hecho humano (diferencia con el animal) de orden psicológico y social, que se trasmite a través de la vertiente psicológica del instinto sexual.
Así en la elección sexual reconocemos
A) La atracción sexual o “sex appeal”
B) La elección propiamente dicha
C) La estesiología erótico-sexual
A) La atracción sexual es la percepción de los caracteres sexuales que el individuo descubre en el otro sexo en general. Se llama también “sex appeal” o “llamado del sexo”.
Así a los varones les atrae:
- la delicadeza y finura de su piel y la armonía de las masas musculares de la mujer.
- las formas redondeadas de los senos y caderas.
- la capacidad de seducción y de dejar entrever la posibilidad de satisfacer sus necesidades sexuales.
- la ternura, sus movimientos y su expresividad. etc.
A las mujeres les atrae:
- la fuerza muscular del varón y sus atributos exteriores.
- su aspecto sobrio y firme (posesión).
- su afectividad e inteligencia (seguridad).
- timbre de voz, sus movimientos y decisión y su capacidad de lucha.
Tanto en uno como en el otro sexo, estas características son genéricas es decir, son características distintivas generales por lo cual se atraen mutuamente los sexos. Por supuesto existen preferencias particulares en cada ser humano en cuanto a las características de atracción sexual.
B) A través de la elección propiamente dicha (selección) cada ser humano toma conciencia de sus necesidades y tiende a satisfacerlas en particular.
Surge así una serie de manifestaciones un tanto controvertidas que se expresan como:
- ejercicio de espontaneidad (“estar enamorado”)
- expresión de la mirada (“ambos se miran sin verse”)
- real libertad de elección (factores conscientes e inconscientes)
Influyen en esta elección propiamente dicha:
- un modelo personal y
- factores sociales.
Cada individuo tiene un modelo personal que es la expresión de su propia manera de ser o de sus necesidades inconscientes.
Aquí surge la polémica entre el ejercicio libre de la espontaneidad y determinismo inconsciente (imágenes parentales) en la elección de la pareja. Lo que se ve es que hay siempre una inadecuación entre el “ideal” perseguido (eros) y la “realidad” conseguida.
Intervienen además factores ambientales. o sociales, éticos-morales, económicos, modas, gustos estéticos, etc., que evidentemente condicionan la libre elección, favoreciendo o restringiendo sus posibilidades.
En general:
- medio ambiente profesional y social
- vecindad
- distribución de sexos y edad en una población
- a mayor cosmopolitismo, mayor comunicación y mayor contactos interpersonales
- homonogamia (búsqueda de un cónyuge con cualidades similares a las propias)
- afinidades sociales, culturales y profesionales.
C) La estesiología erótico-sexual es el último factor de indudable valor.
Todos los aparatos sensoriales del individuo participan en la elección sexual. Podemos decir que existe una secuencia “normal”, un ordenamiento sensorial que sería el siguiente: vista, oído, tacto, olfato y gusto.
La vista es el primer sentido, que interviene, es el que nos permite percibir a la distancia la morfología corporal, el color, el movimiento, etc., del objeto amoroso seleccionado. Es indudable que interviene subjetivamente a través”no de lo que se ve, sino como se ve”. Es erotógeno visual el ver desnudarse al otro ser y no verlo desnudo. No es libidinógeno el mismo sexo salvo en el caso de la homosexualidad.
Una vez detectado a la distancia el objeto amoroso es por medio del oído (segundo sentido en la secuencia) que se certifica la elección. Interviene aquí la voz de la otra persona. La voz es erotógena como producto cultural (su entonación). La risa, los gemidos son erotógenos no en sí por el sonido sino por el correlato imaginativo.
Logrado lo anterior, es el tacto el sentido que afirma la elección. Es lejos el sentido más importante en el erotismo. Si el “mostrar” lleva implícito la idea de caricia, el “acariciar” representa un acto de decisión que aumenta el erotismo. Toda la piel (“órgano sexual mas extenso e importante”) presenta una rica inervación al servicio del erotismo, pero es evidente que existen regiones más excitables que otras variaciones que dependen del individuo y de las circunstancias ambientales. Las mucosas en general son más sensibles, los órganos genitales como consecuencia de la excitación general aumentan a la misma, pero hacerlo de “entrada”, sin el requisito anterior suele ser bloqueante. El analizador más importante es sin dudas la piel (zonas erógenas).
Los dos últimos sentidos, el olfato y el gusto, desempeñan en el ser humano un papel de menor jerarquía, a diferencia del animal que a expensas de un mayor desarrollo rinencefálico estos sentidos se hallan en un plano de importancia superior. No obstante por ejemplo, los perfumes en la mujer y el olor a limpio en el varón suelen ser factores que aumentan el erotismo en la relación sexual. La pintura de labios en el beso es también un factor degustativo de interés sexual.
A través de todo lo descripto observamos que todo contacto sexual es una forma de manifestación de la capacidad del sujeto para relacionarse con los otros, en el caso concreto de las relaciones heterosexuales, con el otro sexo. Por lo tanto, el contacto sexual representa siempre al menos para uno de los miembros de la pareja, algo más que un simple superponer de mucosas y tegumentos genitales y algo más también que una simple y momentánea interacción.
Por lo tanto, en el estudio evolutivo de la especie humana todo contacto sexual conlleva un ritual, una preparación, una normativa y una gradación distinta y diferente en cada una de las culturas.
3. Psicofisiología del acto sexual.
El acto sexual es la culminación de la relación sexual de la pareja, el que practicado en buenas condiciones es un “acto social” en lo que tiene de ágape.
Es un acto practicado entre “personas”, tras el cual cada uno de los copartícipes descarga su tensión energética sexual transformándose en un ser optimista, relajado y satisfecho.
Los pasos que debe tener un acto sexual son los siguientes:
A) Período preparatorio
Cuando un individuo siente una carga energética sexual (deseo sexual) le aparece la necesidad psicológica de hacer a través de la elección sexual (ya vista) una selección del objeto amoroso adecuado a sus pulsiones.
Surge así la posibilidad de canalizar con un partenaire esa energía íntima a través de un acto sexual que descargue dicha tensión.
De manera que, cuando una pareja decide tener en su relación sexual un acto sexual, lo primero que deben tener en cuenta es el período preparatorio paso necesario para el logro de una coherente descarga orgásmica posterior.
Dicho período comienza con:
1) la erotización del pensamiento: la pareja siente invadidos sus cerebros
por sensaciones e ideas voluptuoso-eróticas que se exacerban en la medida que den libre salida a las imaginaciones.
2) excitación erótico-visual: dijimos que en la secuencia estesiológica, la
vista era el primer analizador sensorial. El “ver “el erotismo del otro refuerza las sensaciones anteriores.
3) contacto corporal en superficie: aparece aquí el tacto como el analizador
sensorial mas importante y ambos cuerpos sintonizan eróticamente la energía bioeléctrico libidinal se encuentra en forma difusa y repartida por todo el cuerpo. Secundan al tacto los demás sentidos: oído, gusto y olfato.
4) Caricias y juego de desvestido: a medida que progresa el acto comien-
zan a tener gran importancia las “zonas erógenas” del cuerpo que como se verán, al estudiar el orgasmo son partes de la superficie corporal del varón y la mujer en que el potencial bioeléctrico libidinal al ser estimulado táctilmente alcanza niveles mucho más altos que el resto del cuerpo.
Tales zonas no son fijas pero en términos generales se reconocen como habituales: los labios, la lengua, las orejas, los pezones, la vagina, la vulva, el glande peneano, los muslos, el cuello, etc.
De allí que tengan gran importancia las caricias sexuales y los juegos de desvestido del coparticipe porque refuerzan notablemente el interés erótico de la pareja, se agudiza la imaginación y se exacerba la libido.
5) Contactos parciales y ascenso de la excitación: una vez descubiertas las
zonas erógenas del coparticipe, se las debe estimular en forma selectiva para lograr un rápido ascenso de la excitación, primera parte de la curva de la respuesta sexual del varón y la mujer.
6) Felacio y cunilinguo: estas maniobras eróticas son adecuadas en el período preparatorio cuando ambos coparticipes están íntimamente de acuerdo en su realización ya que pueden formar parte del juego erótico preliminar. Es decir, tanto una maniobra como la otra son un medio de exteriorizar el erotismo y de lograr un aumento de la excitación sexual de la pareja, inclusive una forma de lubricar los genitales (como acontece en el galanteo de muchas especies entre los animales vertebrados superiores) sin que dichas prácticas conlleven “per-sé” ningún tipo de connotación patológica.
7) La espalda protegida: técnica descripta por Masters y Johnson. que consiste en entrelazar los cuerpos y las piernas de ambos coparticipes (sentados uno detrás del otro de tal forma que el varón con las piernas separadas aloje entre ellas el cuerpo sentado de espaldas de su compañera) de suerte tal que, la espalda de la mujer repose sobre el pecho del varón, pudiendo tener éste acceso con sus manos a todo el cuerpo de ella para acariciarlo en totalidad a la vez que le dé “seguridad y protección”. Esta suele ser una técnica útil para asegurar una erotización completa.
B) Período ejecutorio
La fase de ejecución propiamente dicha se caracteriza por los siguientes pasos:
1) La genitalización de la libido:
Luego de establecerse el período preparatorio por la cual se ha movilizado el flujo energético libidinal desde las distintas zonas del cuerpo, la concentración máxima de la carga se almacena en los genitales (pene-vagina), razón por la cual la pareja se encuentra en condiciones óptimas para ejecutar el acto sexual (coito).
2) La urgencia ejecutoria:
Es en estos momentos que aparece un deseo intenso de penetración por parte del varón y el deseo de ser penetrada por parte de la mujer.
El varón presenta una erección eficaz y sus glándulas de Cooper secretan unas gotas para la lubricación del pene, lo mismo ocurre con las glándulas de Bartholino en la mujer. Se sabe que la mayor capacidad lubricativa de la mujer se logra por trasudación vaginal a expensas de una vasodilatación periférica de la misma.
Surge en este instante la secuencia que Reynaldo Pellegrini llama contrectación y amplexación o ampleción.
Se entiende por contrectación, la tendencia amorosa a estrechar contra sí a la pareja, abrir los brazos y oprimir al ser amado en un acto prensil. Este hecho como es obvio no solo acontece en el momento del acto sexual sino que se manifiesta de múltiples formas sociales fuera del mismo como por ej.: bailando.
La amplexación o ampleción es la tendencia sexual compenetrar a la pareja contra uno mismo mientras que la contrectación es propia de ambos sexos, la amplexación es propia del varón y tiene solo connotación genital, ya que se abraza la cintura pelviana de la mujer con intención copulatoria como acontece en los vertebrados por ej el abrazo prensil de los batracios.
3) Adopción de la posición:
Es evidente que la penetración del pene en la vagina (coito) se puede lograr
a través de diferentes posiciones o posturas corporales de los coparticipes.
Es así que, antiguos libros orientales sobre el erotismo como el Kamasutra (hace dos mil años, en la India, un hombre llamado Nandim escribió unos “aforismos del amor” en 1.000 capítulos. Fue resumido, interpretado y abreviado por Mallanaga Vatsyayana, alrededor del siglo III de nuestra era) o el Ananga Ranga (Manual Sexual hindú del siglo XV traducido al inglés por Sir Richard Francis Burton en 1885), describen innumerables posiciones para lograr la plenitud sexual, pero muchas de ellas son variantes de posiciones básicas, por lo tanto describiremos sucintamente las formas clásicas de adopción de posturas coitales o génito-genitales.
A) Clásica o tradicional
- Habitual o postura del misionero: mujer en posición dorsal, varón sobre ella. La mujer con las piernas separadas tendidas (estiradas) o flexionadas.
- Invertida: igual pero el varón en posición dorsal.
B) Lateral o en “cucharas”
- Anterior: de costado cara-cara
- Posterior: de costado espalda-cara
C) Supina
- Anterior: mujer sentada a horcajadas sobre el varón
- Posterior: mujer de espalda sentada sobre el varón
- Sedente: varón sentado sobre la mujer
D) Posterior o natural
- El varón copula vaginalmente por detrás de la mujer que se encuentra arrodillada o acostada. Es típica posición que adoptan los mamíferos superiores.
E) Vertical o de pie
- Ambos copartícipes realizan el acto parados.
F) Otras variantes
- Son formas extra-coitales: oro-genitales, ano-genitales, quiro-genitales, etc.
4) Introducción del pene
La penetración puede ser rápida o lenta. La mujer suele ayudar manualmente guiando el pene en su vulva.
Aparece aquí:
a) la tendencia confricatoria: los movimientos de vaivén progresivo y regresivo del pene dentro de la vagina que permite la acomodación favorecidos por la buena lubricación mutua lograda.
b) Se forma la plataforma orgásmica (período de meseta) en la mujer o sea la máxima concentración de la carga libidinal en la región genital. Se obnubila el sensorio y se desconecta del medio ambiente.
c) Surge la tendencia inmisiva: aparece la sensación voluptuosa de la eyaculación en el varón y el orgasmo en ambos que tiene por finalidad llevar el semen a la inmediata proximidad del útero (fondo de saco vaginal).
Aquí la posibilidad de control voluntario de la eyaculación, se va perdiendo lentamente con los movimientos musculares de flexión y deflexión pelviana (sobre todo en los varones no entrenados para controlar la eyaculación) apareciendo la necesidad imperiosa de eyacular acompañada de la sensación orgásmica. La mujer suele sentir el acmé sexual orgásmico en el momento de la eyaculación al recibir el producto seminal del varón.
Existen innumerables escritos con referencia a la posibilidad o no de control voluntario de la eyaculación. Quizás la expresión máxima de la forma voluntaria de control de la eyaculación sea el método “Karezza” (coito inmóvil), método impregnado de una connotación filosófica oriental, a través de la cual el individuo logra una concentración mental tal que, le permite gobernar su cuerpo a expensas de detener o mover el mismo en el acto sexual de acuerdo a la urgencia eyaculatoria, prolongando el éxtasis sexual a su arbitrio.
Es de hacer notar que en el momento culminante de la relación, que es el acto mismo, la postura muscular de flexión y deflexión pelviana de la pareja es de gran trascendencia para el logro correcto de la relajación. Muchas formas de rechazo coital se expresan por tensión muscular en la cintura pelviana que cuando se torna habitual (crónica) provoca ciertas patologías de la columna lumbar.
5) El orgasmo
El orgasmo es una imperiosa necesidad de descarga tensional ante un estímulo erótico lo suficientemente intenso para elevar los niveles de tensión sexual (periodo de meseta) hasta el punto máximo o clímax donde se experimenta un goce subjetivo específico.
Al estudiar los mecanismos del orgasmo, surgen tres científicos que escalonadamente dieron relieve al mismo:
a) Sigmund Freud (1856-1939) que describió la libido como una energía dinámica y económica.
b) Wilhelm Reich (1897-1957) que estudió bioléctricamente la libido a nivel de la piel y en sus cambios energéticos.
c) William Howell Masters (1915-2001) que experimentó a nivel del acto sexual los cambios fisiológicos de la respuesta sexual humana.
Es W Reich (1923) el que dio los conceptos sobre la función reguladora tensional del orgasmo en la economía dinámica de una persona y enuncia que:
La potencia orgásmica desde el punto de vista energético es la capacidad de abandonarse sin inhibiciones al libre fluir de la energía libidinosa la que descargará completamente la excitación sexual estancada a través de contracciones involuntarias de toda la musculatura.
La intensidad de la descarga orgásmica depende:
- de la mayor o menor contracción de los músculos, por consiguiente de la mayor o menor relajación determinará la mayor o menor descarga orgásmica
- de la libertad psicológica en el coito dependerá la mayor concentración genital de la libido (a mayor ansiedad mayor displacer).
- del grado de fantasías eróticas conscientes o inconscientes que acompañen la realización del acto.
Reich estudia la relación que daba Freud entre el placer-angustia, y carga-descarga libidinal y, siguiendo en 1926 los descubrimientos del internista alemán Franz Kraus, el fisiólogo ruso Ivan Romanovich Tarchanoff (1846-1908) y el neurólogo suizo Otto Veraguth (1870-1944) sobre los fenómenos psico-galvánicos consistentes en cambios de potencial eléctricos de la piel como resultado emocional, investiga los cambios bioeléctricos de potencial en las distintas zonas del cuerpo relacionadas con el placer sexual.
Así observó:
- que la piel en circunstancias normales el potencial en la superficie es de 10 a 20 milivoltios.
- que este potencial subía a más de 50 milivoltios en zonas del cuerpo con mayor capacidad de excitación sexual como los labios, la lengua, las orejas, los pezones, las vagina, el pene, etc. A estas zonas genéricas donde se detecta mayor respuesta excitatoria sexual las denominó “zonas erógenas”.
- que dicho potencial no aumentaba sino existía una sensación o estímulo placentero que la provocara, o por lo contrario, se observaba una respuesta inhibitoria.
- que si bien existen zonas erógenas “universales” las zonas de mayor excitación sexual son totalmente individuales en cada persona.
De manera que la intensidad psíquica de la sensación de placer corresponde a la cantidad fisiológica o somática de carga bioeléctrica o libidinal y que la excitación placentera es idéntica a la carga periférica del organismo.
Es decir que, si la cantidad total de energía libidinal que posee el organismo de un individuo es por ejemplo arbitrario 100, la intensidad psíquica placentera máxima que puede lograr movilizar ese individuo es 100. Por lo tanto, tendrá mejor orgasmo un individuo que teniendo una cantidad total de 50 moviliza 50 que aquel que teniendo 100 moviliza solo 60.
La energía libidinal potencial se encuentra en reposo en toda la superficie corporal de la piel. El recorrido libidinal (según Reich) que sigue al movilizarse corresponde al siguiente circuito:
- en el varón: boca-intestino-ano-periné-escroto-pene-glande
- en la mujer: boca-intestino-ano-periné-vulva-clítoris- vagina-cuello uterino-plataforma orgásmica.
El recorrido tanto en el varón como en la mujer es similar y el desplazamiento va siempre del cuerpo (C) a los genitales (G) hasta el logro del acmé orgásmico, momento en que la carga vira y vuelve al lugar de reposo es decir, de los G al C.
Entre 1954 y 1964 Masters-Johnson estudiaron la respuesta sexual humana a nivel experimental con voluntarios universitarios en USA y llegaron a concebir la siguiente curva orgásmica típica del ser humano.
Siguiendo la regla mnemotécnica que propuse en la década del 70: A.M.O.R. podemos decir:
El ascenso de la excitación (A) corresponde a los juegos preliminares del acto sexual.
En el varón aparece una erección por hiperemia genital refleja y secreción glandular que suele ser poco eficaz y la causa de muchas eyaculaciones precoces, razón por la cual es importante conocer esta situación ya que si se intenta penetrar a la compañera en éste instante surgirán dos inconvenientes básicos, primero que la compañera no está aún lo suficientemente preparada para la penetración y segundo, que muy probablemente esta erección sea ineficaz.
En la mujer esta etapa corresponde a todo el cortejo amoroso pre-coital que suele ser mucho más lenta que en el varón (alrededor de 15 minutos).
En período de meseta (M) debe coincidir con el momento de la penetración.
En el varón no bien entrenado para el contralor eyaculatorio el control de la excitación se pierde y aparece la sensación de que el control muscular voluntario da paso a contracciones musculares involuntarias que culminarán en eyaculación acompañada de un acmé o clímax momento en que se logra la sensación voluptuosa del orgasmo.
Todos los varones se excitan con facilidad y aunque prefieran emplear unos minutos en la exploración del cuerpo femenino al cabo del contacto íntimo emprenden la penetración y logran el orgasmo en un corto tiempo después con una posterior relajación total.
Solamente los varones entrenados en el contralor de la eyaculación hasta el momento deseado o los que aprendieron el método Karezza (coito inmóvil) pueden retrasar el orgasmo por tiempo indeterminado durante el acto sexual.
La mujer la sensación orgásmica va acompañada de contracciones vaginales y uterinas. Algunas mujeres presentan el controvertido punto “G” que luego se analizará. En general, siguiendo a Street podemos decir que existen dos tipos de curvas de orgasmos femeninos:
- la curva de ascenso rápido de la mujer de alta excitabilidad erótica (bajo umbral) que posee un tipo de orgasmo que se llama “orgasmo sostenido” ya que puede persistir por tiempo indefinido con intervalos de meseta entre acmé y acmé y que llegada la saciedad desciende lentamente.
- la curva de la mujer de baja excitabilidad erótica (alto umbral) posee un tipo de orgasmo que se llama “orgasmo puntual” porque la excitación asciende lentamente y tras una corta meseta llega al acmé en forma brusca, tiene un clímax fuerte de breve período y se resuelve rápidamente con una profunda sensación de relajación y saciedad.
Todas las mujeres cualquiera sea el tipo de curva orgásmica que presenten si se encuentran bien entrenadas e inmersas en una relación de pareja satisfactoria son potencialmente multiorgásmicas.
Un hecho habitual que se plantean las parejas es el del orgasmo simultáneo al que consideran como un ideal.
Suele ser el objetivo de un varón que tiene relaciones con una mujer que alcanza un solo orgasmo y que nunca se le ha ocurrido condicionar su sexualidad para más de uno.
Las ventajas del orgasmo simultáneo no son excesivas, quizás la más común es que el varón puede dejar satisfecha a su compañera cuando no está dispuesto a seguir haciendo el amor una vez que eyaculó y por ende las posibilidades de un orgasmo de la mujer posterior al mismo, o más de uno son casi nulas.
El orgasmo simultáneo en las parejas procura no obstante, una satisfacción integral en el coito. Con ello llegan a una descarga total de ambos con un descenso de la curva en “dulce fatiga” o que esta plenitud de ambos se transforme en ternura recíproca, ya que el coito como acto social es un intercambio interpersonal de tensiones emocionales.
En las mujeres que tienen una excitación orgásmica muy lenta o un compañero con una eyaculación muy rápida para las necesidades de ella hecho que le trae a la pareja una incompatibilidad coital, es aconsejable como una práctica importante el contacto digital del clítoris para la producción de orgasmo en la mujer, ya que gran parte de las incompatibilidades sexuales de algunas parejas suele ser la insistencia en obligar al pene a hacer algo que no puede hacer, ya que un pene normal y un clítoris también normal, no pueden por lo común entrar en contacto directo.
Se puede utilizar este sistema digital como preludio a la introducción completa con el fin de estimular el clítoris y acelerar la respuesta erótica, no para suplir al coito sino que lo complementa de modo eficaz y como forma de lograr el orgasmo de la mujer luego en el coito.
Por lo tanto, el demorar la introducción peneana y estimular a la mujer digitalmente tanto el clítoris como en otras zonas genitales hasta que ella este casi satisfecha y luego proseguir con su propio orgasmo introduciendo el pene, suele ser una forma eficaz de superar el inconveniente que representa la diferente curva sexual del varón y la mujer en cuento a la velocidad de respuesta
De manera tal que, en el momento del orgasmo (O) la energía libidinal cambia de dirección, es decir hasta este momento la carga energética libidinal se dirigía del cuerpo (C ) a los genitales (G), con la descarga orgásmica en el acmé de la excitación vira rápidamente de los (G) y se dirige de nuevo al (C).
Por lo tanto, la gratificación o goce sexual específico está producido por:
- el cambio de la dirección de la corriente energética C-G-C
- la catabolización de la energía por las contracciones musculares
- el alivio o descarga del aparato genital.
En el período resolutorio (R) la curva decae rápidamente y la sensación de relajación muscular lleva a la energía a las condiciones basales.
El periodo resolutivo en general se caracteriza por un “alivio tensional” por descarga del aparato genital. Aparece una actitud de agradecimiento y ternura hacia el compañero si el acto sexual ha sido satisfactorio, es decir, con relajación muscular completa.
El ser humano se torna optimista y satisfecho, con tendencia al sopor y al sueño con sensación de relajación y no de agotamiento como surge cuando el individuo ha realizado un acto sexual insatisfactorio.
Un hecho importante para recalcar es que el varón muchas veces se olvida de acariciar a su compañera en el período resolutivo debido a su particular mecanismo de degradación libidinosa hacho que frustra a muchas mujeres dadas sus características especiales de resolución libidinal más lenta.