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6. La explotación sexual en la Argentina
En la Argentina la trata de blancas, se venía realizando desde 1890, pero se organizó como empresa en las dos primeras décadas del siglo XX.
Las grandes ciudades del litoral argentino, Buenos Aires y Rosario, en primer lugar, se convertirían en metrópolis de la diversión semioculta: juego, prostitución y alcohol. Aparece una topografía de la noche que imita a la de París mientras la inmigración trae prácticas y refinamientos cosmopolitas. Los turistas ricos, los argentinos que pasaban largas temporadas en París, los artistas y literatos que hacen viajes, llevan y traen noticias del país en expansión. En Europa se hablaba mucho de las mujeres que poblaban nuestros burdeles y del tráfico de “esclavas blancas“. Se llega así al apogeo de la llamada “mala vida“ de Buenos Aires. (2,17, 23,32)
El anarquista polaco Noé Trauman, prófugo de la policía secreta del zar Nicolás II llega como inmigrante a la Argentina con documentos falsificados en mayo de 1906. y se contacta con un puñado de inmigrantes polacos y junto a ellos creó una Sociedad Israelita de Socorros Mutuos. Pero el verdadero fin sería el desarrollo de una empresa floreciente ideada por Trauman: la “importación de jóvenes polacas” y su posterior explotación ilegal en el ejercicio de la prostitución. (7,9,10,17,23)
La organización creada la denominó Varsovia y comenzó a operar en 1906 bajo la cobertura de una “Sociedad de Socorros Mutuos“ que para algunos autores agrupaba a personas decentes. Luego se subdividió formándose la asociación “Asquenasun“ `o “Askenasun“, que nuclearía a delincuentes de origen ruso, rumano ó polaco, y la Sociedad Zwi Migdal, que en 1929, fue aprobada su personería jurídica por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires. Surge así la trata de blancas llevada a su último grado de perfección. (7,9,10,17,23)
Los historiadores consultados sostienen que la Zwi Migdal es la historia de la esclavitud de la era contemporánea y también la evocación de una mentira que recorrió los puertos de Nueva York, La Habana, San Pablo, Río de Janeiro, Santos, Porto Alegre y Buenos Aires, constituyendo la organización de trata de blancas mas importantes de la historia de nuestro continente. (7,9,10,17,23)
Buenos Aires pretendía ser una ciudad cosmopolita y la prostitución aún no estaba reglamentada en el país, siendo considerada una forma de diversión privada y personal, sólo criticada por instituciones moralistas. Como un espejo del lujo europeo, la sociedad se permitía saludar la apertura del Armenonville, un lujosísimo cabaret restaurante inaugurado en 1912 en la antigua avenida Alvear (hoy Libertador) y Tagle. (7,9,10,17,23)
Con el aporte económico de sus primeros asociados, la Varsovia comienza el desarrollo de su negocio. Para eso se sirven de sus contactos familiares en las aldeas polacas, en la misma Varsovia, en Lodz y Cracovia, que se encargan del reclutamiento, con un criterio de selección todavía no del todo afianzada. (7,9,10,17,23)
La Varsovia comienza a imponerse socialmente como una entidad cuyos fines trascienden rápidamente lo comercial. Sus socios participaban de actividades culturales y políticas. Como el Ministerio de Salud reconocía la prostitución, la Varsovia impuso la prostitución como una profesión considerada dentro del rubro comercio, sin ninguna valoración moral sobre la modalidad. Así la Varsovia por ser una entidad organizada le convenía al Estado, no solo porque controlaba su propia “mercadería” sino también porque parte de lo recaudado era para instituciones estatales ya entonces tradicionalmente vinculadas con el retorno de dinero por corrupción. (7,9,10,17,23)
La comunidad judía no legitimaba a la próspera mutual, que administraba por entonces a 1500 mujeres. Es más, rechazaba e impedía enterrar a los mutualistas en el Cementerio judío de La Tablada y se negaba a casarlos en sus sinagogas. Además le daba la espalda a Trauman y su marco político. Asimismo la Cancillería de la República de Polonia intimaba al gobierno argentino al cambio de denominación de lo que consideraban una organización de proxenetas exiliados de su país utilizando el nombre de su ciudad emblemática: Varsovia. (7,9,10,17,23)
Comenzaría entonces la etapa de enriquecimiento de los asociados judíos polacos, quienes a partir del desplante de su propia comunidad, adquieren un palacete de dos plantas en la Avenida Córdoba 3280, donde funcionaría su sede capitalina, que albergaba en sus amplios ambientes una casa de velatorios, un salón de fiestas y su propia sinagoga con sus propios rabinos que, adherentes de la Varsovia, eran los encargados de casar a los rufianes con las futuras prostitutas. (7,9,10,17,23)
Con ese marco institucional solo faltaba el lugar donde enterrar a sus muertos, que eran considerados impuros por su condición de rufianes, por lo que no eran enterrados en ninguno de sus cementerios. Es así que compraron terrenos contiguos al Cementerio Israelita de Avellaneda y fundan así su propio campo santo. Desde entonces rufianes y pupilas vivían su vida dentro de la organización, desde el embarque en puerto europeo hasta el entierro en Buenos Aires. En la actualidad el Cementerio de los mutualistas en Avellaneda, permanece descuidado y en estado de abandono. Ni la Municipalidad de Avellaneda ni el contiguo Cementerio Israelita hacen declaraciones sobre la titularidad de los propietarios de los terrenos. (7,9,10,17,23)
El rufián, era el encargado de conquistar jovencitas a partir de seducción personal, intuición y conocimiento. Originalmente el rufián, también conocido como cafishio o fioca, no trabajaba en el marco de organizaciones grandes como la Varsovia o la Asquenasum, pero su modo de trabajar, que consistía en explotar a un número de mujeres sin descuidar su tarea de captar nuevas pupilas, fue rápidamente adoptado por la Varsovia. El término cafishio, derivado del argot y del lunfardo, es utilizado aún hoy para describir a aquel que vive del producto de otro o que reniega del trabajo. (7,9,10,17,23,47)
Rufián y pupila conformaban un sistema de relación conocido como “pareja tutelar”, en la que la mujer ponía el trabajo activo mientras el rufián regenteaba nuevos lugares en busca de la mercadería, en un rol pasivo que lo identificaría para siempre con la figura del mantenido. (43,44)
Para la Varsovia era indispensable dentro de su estructura, la presencia de rufianes, que a su vez contactaban en Europa con corresponsales y correos. Al llegar a las aldeas del Este europeo, las corresponsales marcaban a las doncellas disponibles. Entonces el rufián, presentado en los pueblos como comerciante del rubro “importador de pieles”, acordaba su noviazgo con los padres de las jóvenes y rápidamente las pedía en matrimonio y el casamiento se efectuaría en la Argentina. Los futuros suegros, ahogados por la necesidad, pactaban sin reparos. (7,9,10,17,23)
Las mujeres llegadas a Buenos Aires eran inmediatamente rematadas por lotes, previo casamiento en la sinagoga de la calle Córdoba, para iniciar su período de ablandamiento durante dos semanas. Arribadas por docenas, el remate se efectuaba en Capital con una cotización fijada en libras esterlinas e inmediatamente debían transformar sus sueños de progreso en servicio sexual. En los remates los lotes estaban integrados tanto por novicias como pupilas retobadas que eran castigadas por mala conducta (hurto, desobediencia, amenaza con denuncia judicial). Las que no eran compradas se las mandaba a los prostíbulos de provincia e inclusive a la Patagonia. En la localidad bonaerense de Tres Arroyos había un prostíbulo especial para “castigadas” que contaba con una veintena de mujeres. (7,9,10,17,23)
De todas las poblaciones entre las que se esparcía la esclavitud transformada en negocio se destacan no solo la Capital Federal sino también San Fernando y muy especialmente Rosario, que alrededor de 1912 comienza a centralizar una zona dedicada a la prostitución en el barrio de Pichincha. La zona de Rosario Norte representaba el centro prostibulario del país, llegando a figurar incluso en guías turísticas impresas en Europa, que consignaban entre sus recomendaciones: “Argentina, Rosario, Pichincha”, antecedente de una idea de zona roja que se desarrollaría con el tiempo. (7,9,10,17,23)
Si bien en 1915 el 70% de su población era masculina había ciertos supuestos teóricos de parte del Estado, que sostenía que eran necesarias las prostitutas para evitar desbordes, el caso rosarino guardaba algunas particularidades que le complicaban el negocio a los mutualistas de la Varsovia. (7,9,10,17,23)
En Rosario convivían todos los grupos de explotación de mujeres que residían en el país, pero el monopolio era de los rufianes franceses, conocedores del mundillo portuario y denominados desde entonces por la jerga rosarina como “panzones”. El término panzón o panzones se convirtió en denominación genérica de todos aquellos rufianes o cafishios que desarrollaran la actividad. Si bien los integrantes de la Varsovia y la Asquenasum eran también denominados rusitos, el mote de panzones también alcanzaba a ellos. (7,9,10,17,23)
La zona norte de Rosario caracterizó otro tipo de rufián, representado por su condición de criollo. El rufián criollo tenía una doble aptitud para relacionarse con la ilegalidad, ya que no solo era rufián sino que también era guapo. A diferencia del resto de los inmigrantes puestos a explotadores, que enmascaraban su profesión ilegal con negocios y profesiones comerciales, la forma de trabajo del rufián criollo lo vinculaba con la política. (7,9,10,17,23)
Los mutualistas judíos se enfrentaban a una competencia propia de la fauna rosarina, que incluía, en las afueras de la ciudad, lejos de las luces y la vorágine sexual diaria, un suburbio conocido como “La Ciudad Perdida”, barrio bajo cuya característica eran sus calles de tierra . Sin embargo el prestigio de la Varsovia estaba dado por la célebre casa de citas Madame Safo, manejado por Malatesta, testaferro de la mutual y su esposa, la dama que le diera nombre al lugar. El prostíbulo Madame Safo ostentaba un plantel de treinta jóvenes mujeres y habitaciones tapizadas de alfombras y gobelinos con espejos en el techo. (7,9,10,17,23)
La transacción comercial para acceder sexualmente a las habitaciones se daba por la compra de una ficha circular de metal de diferente valor conocida como “la lata”. El mas caro era el Madame Safo. Su plantel era dócil, integrado por blanquísimas jovencitas europeas que costaban cinco pesos la lata, la cifra mas cara abonada por un placer sexual. (7,9,10,17,23)
El ribereño poblado bonaerense de San Fernando era un lugar igualmente regenteado por la organización de judíos polacos. Pero la Capital Federal seguía siendo el lugar clave desde donde operar. Los prostíbulos trabajaban atendiendo cada mujer entre 70 y 75 clientes por día. Cada prostituta, trabajando en esta categoría de prostíbulo, ganaba por cliente $1, ya que la tarifa barata de los prostíbulos era de $ 2.00 por cliente. Al final del día eran $70 ó $75. Si trabajaba 20 días, ganaba entre $400 y $500. Al año (12 meses) entre 16.000 y 18.000 pesos. Algunas estimaciones de época daban como ingreso diario las siguientes cifras de acuerdo con la categoría de prostituta: Cocotte: $100 ; cabaretera $30; prostituta clandestina $ 20 ; girante $15 y alcahueta menos de $5. En esos momentos, la prostitución clandestina tenía un período de esplendor. Se destacaban las mujeres que la practicaban preferentemente en las cortadas ó pasajes como el de San Mateo en pleno Palermo. (7,9,10,17,23)
Con ese dinero, era posible comprar muchas cosas si se lo guardaba y administraba correctamente. Lamentablemente, no todas las prostitutas lo hicieron, y por eso muchas terminaron en la calle. Las pocas que supieron prever terminaron en buena situación económica. La prostitución legal era cortejada y protegida. La clandestina, competidora desleal, muy perseguida. Así una forma sofisticada de disimular la prostitución clandestina fueron las orquestas de señoritas. En numerosos locales que tenían instalaciones apropiadas, las orquestas estaban compuestas por 32 violinistas y 19 instrumentos varios. La mayoría no sabía nada de música y unas pocas eran las que tocaban y brindaban esparcimiento a la concurrencia. La clientela elegía la mujer y por medio de señas ó de las otras señoritas camareras, concertaba citas. La elegida, al salir, era reemplazada por otra prostituta que oficiaba de interprete musical. Por su parte, las camareras al entregar los pedidos se sentaban en las rodillas de los clientes, y trataban de concertar cita. (7,9,10,17,23)
En cualquiera de los casos los encuentros se realizaban en “casas amuebladas” que estaban muy cerca. Se entraba y salía caminando. La tarifa de estas casas era de $2 por hora. Entre el consumo en el café, la tarifa de la mujer, y el precio de la habitación, se gastaba entre $5 y $8. Este importe no era demasiado alto para la clase media baja, pero casi no era accesible para los obreros, salvo que decidieran “ tirar una cana al aire”. (7,9,10,17,23)
Muchos de estos cafés fueron copados por los rufianes franceses en abierta oposición a los de otras nacionalidades. Sus opositores encaminados fueron los polacos, que para esa época tenían 8 ó más mujeres cada uno.
Bajo el lema: “Rufián en la calle, señor en la casa” los mutualistas se mezclaban con la comunidad israelita que se iba corriendo hacia la zona lindera de la estación ferroviaria conformando el gueto del Once. Los alrededores de Plaza Miserere centralizaban la actividad comercial de turcos y judíos extendiendo su zona de desarrollo hasta el centro. Pero su existencia dejó una marca imborrable en nuestra literatura. Largas charlas en la Confitería Las Violetas entre Noé Trauman y el periodista del diario Crítica, Roberto Arlt, dieron como resultado el personaje de Haffner, el Rufián Melancólico de su novela Los Siete Locos. (7,9,10,17,23)
El 6 de Septiembre de 1930 asume la presidencia el General Félix Uriburu. Comenzaba entonces la “Década Infame”, la miseria general, las primeras ollas populares y los asentamientos espontáneos junto al Puerto Nuevo, antecedente de las villas miseria. La década golpista representa el principio del fin de las libertades individuales y para ello Uriburu decide poner al frente de la Policía Federal al comisario Julio Alsogaray, hombre fuerte de ideales firmes proveniente de una familia que durante años iba a representar a la oligarquía militar argentina. (3)
En su libro “La trilogía del placer en la Argentina” el comisario Alsogaray calcula que la Zwi Migdal con sus asociados explotaba en nuestro país 2000 prostíbulos con 30.000 mujeres y un término medio de rendimiento de 3.000 pesos mensuales mientras que la rumana Asquenasum con la mitad de la estructura obtenía 54 millones anuales. El mismo volumen de divisas transfería la explotación clandestina de los cafishios locales, lo que eleva el número total de divisas a mas de 200 millones de pesos anuales surgido de la explotación de mujeres.(3)
Ya en 1927 Trauman decide convocar a una asamblea para cambiar el nombre por el de Zwi Migdal. Sería el único cambio. “Zwi Migdal“ significa “Gran fuerza“. Algunos rufianes viejos creen que la elección de ese nombre se debió a su propio significado, en cambio otros, opinan que se la designó en homenaje al rufián fundador, apellidado Migdal. El poder económico les permitía seguir controlando funcionarios de la Dirección de Migraciones, falsificadores de documentos, oficiales de Justicia y hasta jueces, que cobraban muchas veces en especias. (3)
Alsogaray relata innumerables incidentes jurídicos, hasta el hecho de ser apartado del proceso el juez Dr. Rodríguez Ocampo, por dos meses y diez días, tiempo que utilizó la “mafia“ para destruir y neutralizar pruebas. Hasta que llegó el 27 de septiembre de 1930, día en que el Dr. Rodríguez Ocampo dictó prisión preventiva de todos los rufianes que pudieron ser detenidos, 108 en total, incluso las mujeres, ordenando a la vez la captura de los restantes, prófugos, cuyo número alcanzaba a 334. Finalmente la Justicia liberó a la totalidad de los mafiosos, dejando encarcelados sólo a tres. Entre ellos no estaba Noé Trauman. Unos días en la calle Nueva York de Berisso le alcanzaron de aguantadero para fugarse a Colonia y encontrarse con su muerte natural en 1933. (3)
El periodista francés Albert Londres (1884-1932), autor de “El camino de Buenos Aires“ (1927), denuncia la ruta de la prostitución de Europa a los lenocinios de la Argentina en los años 20, y hace notar su visión patriótica y maniqueísta respecto a las prostitutas francesas y polacas y su racismo, propio de aquella época. Se propuso visitar Buenos Aires. Su objetivo era investigar a los hombres del “milieu”, los “maquereau” franceses que explotaban a sus mujeres y que en Argentina se conocían como panzones. La fama de la organización Zwi Migdal motivó al periodista. Recorriendo la noche porteña Londres descubre que son los polacos los que diseñaron una organización de trata de blancas. (20)
El 31 de diciembre de 1929 la prostituta del barrio del Once Raquel Liberman concurre a la comisaría dispuesta a denunciar a la organización. Se había casado con Salomón Khon sin saber que era miembro de la Migdal, y que sus conocidas, retiradas de la actividad, estaban casadas con integrantes de la mutual, lo cual significaba que nunca se salía de la organización. Descubrir eso fue descubrirlo todo. (3)
El diario La Capital de Rosario del 15 de septiembre de 1930 anunciaba que habían sido descubiertas muchas irregularidades en la División de Investigaciones, entre otras cuestiones, los caftens franceses obtenían documentos de identidad y pasaportes falsos, además de protección. (3)
Al desbaratarse el aparato de la Zwi Migdal, con los procesos y encarcelamientos de los rufianes más importantes, las prostitutas se encontraron de buenas a primeras libres. Por ello se desató entre los rufianes, agrupados o no en organizaciones, una verdadera guerra para continuar el negocio de la Zwi Migdal, después de haber copado los restos subsistentes. Se produjeron robos, asaltos, castigos, secuestros e intentos de reimplantar los métodos despiadados de la compulsión extorsiva para imponer el trabajo prostibulario a las mujeres antes dominadas. Coincidió con la presencia delictiva de los secuestros extorsivos, que dieron realce a las acciones de Chicho Chico y Chicho Grande (7,9,10,17,23)
En 1933 se abolieron los prostíbulos en Rosario –desapareció el famoso llamado Madame Safó o Safo, cuyos restos aún despiertan admiración y se dispuso preparar una nueva legislación para la abolición de la prostitución en toda la República. El 11 de octubre de ese año se sancionó en Ginebra la Convención Internacional contra la “Trata de blancas y niños“. La Ordenanza Municipal 5.953 de 1934, dispuso la clausura de los prostíbulos en la Capital Federal (7,9,10,17,23
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