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5. El tango y la prostitución
A principios de siglo el prostíbulo representaba el lugar donde se encontraba el sexo al estado de siniestra pureza.
Si bien a partir de 1916 la mujer tímidamente comienza a escalar posiciones dentro de esta estructura social dirigida por hombres. empieza a tener voz aunque todavía le falten muchos años para poder votar pero; es en el prostíbulo donde reina todavía. (38)
El inmigrante solitario acudía más por añoranza del amor de su mujer lejana que a la búsqueda de un instrumento de lujuria:”en mi vida tuve muchas, muchas minas pero nunca una mujer”. La tristeza del tango se une a la desesperanza, al rencor, a la amenaza y al sarcasmo. Hay en el tango un resentimiento erótico y un sentimiento de inferioridad, ya que el sexo es una de las formas primarias del poder. (38)
Las prostitutas tienen cierto prestigio y privilegio en el ámbito de los hombres, producto de la habilidad en el lecho. y por lo tanto acceden a ciertos beneficios económicos que producen diferenciación con respecto a las otras mujeres, pero para ello deben prostituirse.
La muchacha del barrio ( básicamente” buena”) suele dar “el mal paso” en la búsqueda del “privilegio” descrito. .José María Aguilar (1929) en “Milonguera” dice: “ Milonguera de melena recortada que ahora te exhibes en el Pigalle. Acordate que tu vieja acariciaba con sus manos pequeñitas de mujer tu cabeza de muchachita alocada que soñaba con grandezas y placer…. En busca de los amores, y para buscar placeres fuiste con otras mujeres al lugar de los dolores”… (38)
La prostitución conlleva la presencia del proxeneta y con ello la dependencia de acción, la sumisión y la represalia frente a los intentos “libre-empresarios”.No obstante ello, a pesar de tener “amos”; algunas comienzan a enfrentar su condición sin temor a la represalia y acceden a otros lechos si ese alguien detenta poder o dinero para “bancar” cualquier situación emergente ya sea la venganza o desquite del abandonado (empresario, cafischio, etc. ). El cambio de hombre, se realizará con lo único que puede ofrecer: lo instintivo utilizando sus habilidades sensuales y sexuales. Amor y sexo, se complementarán para conquistar la meta idealizada; de ello participaran las mujeres del tango, sean o no prostitutas, pero no siempre resulta una tarea exitosa. (38)
P Contursi (1917) en “Flor de Fango” describe el apogeo, las andanzas y la decadencia de la mujer que saliendo de un conventillo asciende dando concesiones y termina nuevamente en el fango. ”Mina que te manyo de hace rato, perdoname si te bato de que yo te vi nacer. Tu cuna fue un conventillo alumbrado a querosén…Te gustaban las alhajas, los vestidos a la moda y las farras de champán y te hiciste chacadora, luego fuiste la señora de un comerciante mishé que lo dejaste arruinado, sin el vento y amurado en la puerta de un café. .. Después fuiste la amiguita de un viejito boticario y el hijo de un comisario todo el vento te chacó; empezó tu decadencia, las alhajas amuraste y una piecita alquilaste en una casa ‘e pensión. Fuiste papusa del fango y las delicias del tango te piantaron del bulín; los amigos te engrupieron y ellos mismos te perdieron noche a noche en el festín….”
La aspiración de la mujer por entonces, (no de clase alta) es desempeñar otro rol dentro en la sociedad pretende adquirir un status diferente al que posee.
En el tango hay siempre una muchachita inocente, ilusa o ambiciosa en el origen de la milonguera; hay, naturalmente, una madre en el origen de la milonguera Por lo tanto, la forma idealizada es hogar honrado, madre santa, hija seducida. En rigor, hay dentro de esta situación dos casos bastante diferentes, aunque manejen algunos elementos idénticos y puedan rematarse del mismo modo: la buena y linda que cayó y la buena y linda que voló señalando así la principal diferencia que consiste en el carácter voluntario o no del “mal paso” . (38)
En el primer caso tenemos Galleguita (Alfredo Navarrine) que llega a Buenos Aires “sin más prenda ni tesoro que sus lindos ojos moros y su cuerpito gentil”
En el segundo caso Samuel Linnig (1920) en “Milonguita” describe las reminiscencias del origen pobre de una mina y dice: “Estercita!… hoy te llaman Milonguita flor de lujo y de placer flor de fango y cabaret. Milonguita!.. los hombres te han hecho mal, y hoy darías toda tu alma por vestirte de percal!.”
Para cualesquiera de ellas las luces de cabaret, el centro, los hombres y todas las supuestas seducciones de esa vida no tienen atractivos .Llegaron allí ciegas, engañadas, por amor; las consumen el arrepentimiento y la nostalgia del hogar, los padres y la pureza.(38)
No obstante, la habitual descripción es la de aquélla que sin escrúpulos deja su barrio humilde en pos del “ascenso social”
Francisco García Jimenez (1920) escribe en “Zorro Gris” a la mina pervertida por la ambición y dice “Cuantas noches fatídicas de vicio tus ilusiones dulces de mujer, como las rosas de una loca orgía las deshojaste en el cabaret. Al fingir carcajadas de gozo ante el oro fugaz del champan, reprimías adentro del pecho un deseo tenaz de llorar. Y al pensar, entre un beso y un tango, en un humilde pasado feliz, ocultabas las lágrimas santas en los pliegues de tu zorro gris…”
La descripción de la trepadora que dilapidó el amor y la juventud lo tenemos en Muñeca Brava de Enrique Cadícamo (1928) “Tenés un camba que te hace gustos y veinte abriles que son diqueros y bien repleto tu monedero pa’ patinarlos de norte a sur…te baten todos Muñeca brava porque a los giles mareas sin grupo. Pa’mi sos siempre la que no supo guardar un cacho de amor y juventud”.
También en “Marionetas” (1928) Armando J Tagini en forma similar a la anterior dice: “Los años de la infancia risueña ya pasaron camino del olvido, los títeres también… piropos y promesas tu oído acariciaron…te fuiste de tu casa para jamás volver. Allá entre bastidores, ridículo y mezquino, claudica el decorado sencillo de tu hogar…Y tú en el proscenio de un frívolo destino, eres la marioneta que baila sin cesar!..
E.Cadicamo en “Callejera” dice: “Esos trajes que empilchas no concuerdan con tu cuna pobre mina pelandruna hecha de seda y percal…En una fina copa ‘e cristal, hoy tomas ricos licores y entre tantos resplandores se encandiló tu arrabal…”
El mismo Cadícamo (1925) profetiza en “Pompas de Jabón “la decadencia que le espera a la pebeta del barrio que pelechó con un bacán “Pensá pobre pebeta, papa, papusa, que tu belleza un día se esfumará, y que como las flores que se marchitan tus locas ilusiones se morirán. El mishé que te mima con sus morlacos el día menos pensado se aburrirá y entonces como tantas minas de fango irás por esas calles a mendigar” y profetiza “Cuando implacables los años te inyecten sus amarguras…ya verás que tus locuras fueron pompas de jabón”
Un final de decadencia y enfermedad pinta Pascual Contursi (1920 ) en “El Motivo” “Mina que fue en otros tiempos la más papa milonguera y en esas noches tangueras fue la reina del festín..Hoy no tiene que ponerse ni zapatos ni vestidos, anda enferma, y el amigo no aportó para el bulín. Esta enferma, sufre y llora y manya con sentimiento que así, enferma y sin vento, más naides la va a querer…”
Están también, obviamente, las que nacieron en cuna de oro y las que le ha ido bien en la vida a pesar de tener reminiscencia del barrio que las vio nacer. (38)
Así E. Cadícamo satíricamente se refiere en “Pituca” “Che pituca quien tuviera la alegría, de tener una alcancía, como la de tu papá. Y un anillo incandescente, de esos que usa indiferente pa’ entrecasa tu mamá. Che pituca, no derroches “los canarios” que a tu viejo el millonario lo voy a ver, al final, con la bandera a media asta, cuidando coches a nafta en alguna diagonal.”
E. P. Maroni (1925) narra en “Callecitas de mi barrio” a una la heroína que pese a logros conquistados siente nostalgias del barrio viejo; ” Callecitas de mi barrio, cortada de mis amores donde en épocas mejores fue la alegría mi único ideal. Hoy me siento bacana y ando a los golpes con la vida he vuelto aquí para verte cortada mía del arrabal”
Por otra parte, la amistad entre los varones (bastión del machismo) ha sufrido filtraciones ya que ha nacido la competitividad entre ellos por los puestos de poder prestigio, cargos gubernamentales, etc. y entonces, el porteño de espectador abúlico, desganado, y opaco, ingresa a la categoría de “actor principal” en un escenario inmenso, espectacular y fastuoso, por lo tanto competir por un cargo relevante es considerar al otro un contrincante, en definitiva un enemigo, de ahí que no se respetará más el “código ético del machismo”, surgiendo así un individualismo que entra en conflicto con las acciones coparticipadas. El grupo seguirá estable sólo en la medida que no entorpezca el proyecto final de realización. El móvil económico y de prestigio, hacen que el mismo hombre, antes leal y amigo, cambie y se torne hostil y competitivo. (2,38)
Naturalmente, la infidelidad se hará presente. La traición se constituirá, casi en una metodología apropiada, aceptada, incluso por el varón, pues, el varón que arrebata o seduce la mujer de su amigo, o bien acepta la propuesta; comete el mismo acto ( a nivel moral),que la propia mujer.
La perjura, traidora, e ingrata provoca la ruptura de un supuesto esquema de lealtad y amistad dentro de la sociedad de los varones. Indudablemente, se ha producido el quiebre de una estructura de fidelidad “entre hombres” que en primera instancia se atribuye a la mujer. (38)
Cambian así las reglas del juego, el porteño descrito como “el macho de ley” dentro de los grupos de pertenencia del tango, pretende ahora acceder a los grupos de poder reservado hasta entonces a la clase dominante que niega y repudia al tango por orillero y de baja estofa.
El porteño en ascenso pretende remedar al “cajetilla” por lo tanto, con referencia a lo sexual extramatrimonial la actividad ya no consiste en concurrir a un prostíbulo de máxima elegancia, gran confort o magníficas hetairas, sino como características del nuevo prestigio y peculio obtenido, y también como consecuencia del tema preocupante de la salud y la higiene, la materia encuentra solución en poseer una amante. (38)
Las mujeres, antes vulgares meretrices, aguardando en el burdel a los clientes, danzando en tiempos de ocio entre ellas, se transformarán ahora, en unas solitarias, sumamente protegidas, poseyendo suntuosidades, halagos y un vivir, que ninguna prostituta hubiera podido imaginar, apenas unos años antes.
Ser amante, no es para cualquiera. Es obligatorio detentar en principio una sólida e innegable sapiencia sexual, acreditada con vehemencia en el sitio oportuno, pero además, un refinamiento de costumbres, vocabulario y gestos, que la transformen, en un ser, con determinado ‘poder’. (2,38)
Sin duda en la pirámide femenina la cúspide por aquellos tiempos era transformarse en ”amante” de un magnate pecuniariamente poderoso (poder disponer de dinero a discreción) que además posea prestigio,”conexiones” y “conocimientos” Poseer este ‘ascendiente o padrinazgo” garantizaba que una papusa de barrio pudiera llegar a locutora, animadora, cantante, etc. (38)
En el tango siempre se asumió con fervor la defensa de la masculinidad. Por eso, en innumerables obras en la que la mujer ascendió y cambió sus humildes orígenes por una vida mejor, se acepta que lo hizo sobre la base de favores y con malas artes. (38)
Sea como fuere, hay mujeres que variaron su seda por el percal, el vino por ricos licores y las chafalonías por joyas incalculables. Así por Ej.: en “Tortazos “ (E P Maroni) se dice: “te conquistaron con plata y rajaste para adentro las luces malas del centro te hicieron meter la pata”
Si bien no hay constancias de que el tango naciera en los prostíbulos, es cierto que allí se bailaba y mucho. Las academias eran sitios aledaños a las casas de tolerancia, gestionados por hombres que entraban al negocio de esa manera, ya que la ley exigía que la Casa misma fuera regida por una mujer. En otros casos, se instalaban como negocios independientes que servían para el entretenimiento o de tapadera para un “clandestino“ (piezas para citas).En todos los casos la mujer cambiaba la ficha de lata que había pagado el cliente y cobraba su comisión. “Latero“ pasó al lunfardo como sinónimo de cafisho porque éste solía cobrar las latas de su mujer o esperarla para que le diera la comisión. Aparece, en documentos del siglo XIX, como un insulto grave. En España, actualmente, se usa latero para el varón que se prostituye (38)
Las letras de tango dan muchas posibilidades de observación ya que reflejan como nadie la idiosincrasia social del momento histórico que se quiera investigar. (2, 38)
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