Contentidos
VII. MARCO LEGAL DEL INCESTO
1. Concepto jurídico
En el mundo existe un debate penal sobre la filiación incestuosa.
El incesto “per se” no está tipificado dentro del Código Penal Argentino como un delito, pero constituye agravante de la pena de abuso sexual seguido de violación por ascendiente, cuidador o figura de autoridad respecto de la víctima.
El incesto se transforma en un delito sexual de abuso cuando un progenitor tiene contacto sexual con un hijo/a menor (abusador pedófilo) o un/una mayor sin su consentimiento.
Desde el punto de vista del Código Civil no se admite el casamiento, así como tampoco entre hermanos.
2. Evolución de los conceptos
A fines del siglo XIX, si rastreásemos las opiniones de los profesionales europeos de la década 1880-1890 podríamos observar datos interesantes.
Paul Brouardel -decano de la Facultad de Medicina de París y experto en medicina legal- en su texto “Las causas de error en los dictámenes de expertos sobre los atentados contra el pudor”, dice: “Se habla muchas veces de la franqueza de los niños. Nada hay más falso. (…) La niña se consuela contándose fantasías que ella sabe que son falsas. (…) Se convierte en un personaje”. Previamente había afirmado: “Las niñas acusan a sus padres de ataques imaginarios contra ellas (…) a fin de obtener libertad para entregarse al libertinaje.”
Años después, el médico berlinés Albert Moll (1862-1939), autor del libro “Libido sexuales” (1895), en su obra La vida sexual del niño (1909) advertía acerca del riesgo de aceptar las acusaciones de las niñas que se decían víctimas de abuso sexual: “Uno de los escándalos más graves de nuestro presente sistema penal es que los jueces crean tan frecuentemente tales cargos.” Posteriormente el dermátologo berlinés Iwan Bloch (1872-1922), manifestó: “Las declaraciones de los niños ante la ley son categóricamente nulas y vacuas, absolutamente inválidas e insignificantes”.
No obstante ello, Ambroise Tardieu,(1788-1841), el representante más prominente de la medicina forense francesa, había descripto la realidad que encontró en la morgue parisina: los cuerpos violados de niñas y niños, victimizados por sus padres y maestros. En una de sus obras escribió: “Los padres abusan de sus hijos (…) Los lazos de sangre en lugar de constituir una barrera para esas tendencias imperdonables, con harta frecuencia sólo sirven para favorecerla”, según lo describió en una de sus obras. Y se lamenta por el silencio que la medicina se impuso guardar.
En la misma época, 1886, el parisino Paul Bernard (1866-1947)-presentando estadísticas-aclaró: “Nos sorprendió el gran número de casos de incesto que figuran en ellas”. Reprodujo así una afirmación de su maestro el radiólogo y biólogo francés Antoine Marcellin Bernard Lacassagne; (1884-1971): “Las experiencias que hemos tenido confirman y prueban la veracidad de las afirmaciones de los niños”.
Por su parte, Brouardel, quien inicialmente enfatizó un perfil mentiroso de los niños, mantuvo su interés acerca de las violaciones padecidas por éstos en su libro “Les attentas aux moeurs” (1880-1885). Freud asistió a sus cursos en la morgue de París y fue en ese entonces cuando escribió la enigmática frase: “Brouardel solía enseñarnos cuánto material post mortem había en la morgue que merecía ser conocido por los médicos, pero del cual la ciencia prefiere no tener noticias”.
En vísperas de partir hacia Inglaterra Freud seleccionó qué libros no llevaría consigo. Entre ellos se encuentran los textos de Tardieu, de Brouardel y de Bernard en los que se describen los historiales que refieren las evidencias de incestos comprobados por estos autores. Se ignora por qué Freud, que los había comprado y mantenía en su biblioteca, no los mencionó en su presentación del 21 de abril de 1896 cuando dictó su conferencia acerca de la etiología de la histeria (la teoría de la seducción) en la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de Viena.
Como sabemos, recibió el repudio unánime de sus colegas: había ofendido al patriarcado y en particular a la comunidad médica que lo había escuchado esa noche en una sesión presidida por el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing (1840-1902),
A partir de este aislamiento por parte de sus colegas, comenzó a gestarse la que sería su retractación en 1905: “Me vi obligado a reconocer que aquellas escenas de seducción nunca habían tenido lugar y que solamente eran fantasías que mis pacientes habían inventado”. Así logró reinsertarse en la sociedad médica.
En su nuevo planteo Freud introdujo su tesis acerca de la eficacia de las fantasías. Las escenas que originalmente describió nombrándolas como “ataque”, “abuso”, “violación” padecidos por las niñas, se convirtieron en imaginarias, “un invento” de sus pacientes. Posteriormente las fantasías y las escenas incestuosas manifestadas por las pacientes se instalaron como puntos claves del psicoanálisis que acababa de nacer.
Se advierte la falencia del pensamiento complejo en el ámbito de la legislación que no caracterizaba al incesto como un delito autónomo incriminable y los procedimientos de quienes ejercían el Derecho, en reiteradas oportunidades, se resistían a reconocer como válidas las acusaciones de las niñas, al mismo tiempo que privilegiaban la supuesta inocencia del padre.
En 1977, convocada en París por l’Ecole des Annales, se inauguraron las Jornadas destinadas a debatir la “Clínica en evolución y la Sociedad en cambio”.
André Burgière, que representaba un movimiento histórico antropológico preocupado por convocar los aportes de psicoanalistas, psicólogos e historiadores acerca de la realidad del incesto dictó una conferencia: “El incesto ¿tiene una historia?”.
Otras sociedades en el mundo han puesto en el centro de la escena un debate penal sobre la filiación incestuosa.
Así por ejemplo el Congreso de la República de Rumania tiene en sus manos el tema y la decisión final podrá desencadenar en una despenalización del incesto, es decir las relaciones sexuales entre familiares. Las modificaciones del Código Penal rumano incluirían esta despenalización siempre y cuando se traten de personas adultas y conscientes. También se plantea incrementar las penas para quienes lo cometan con menores. El nuevo código plantea que los adultos que estén por voluntad propia en una relación incestuosa deben recibir atención psicológica y no una pena severa.
A la par de la discusión en Rumania sobre la despenalización del incesto llegó la condena a Joseph Fritzl, de 73 años de edad, que abuso sexualmente de su hija Elizabeth (nacida en 1966) desde que ella tenía 11 años. Durante su cautiverio, desde 1984 hasta 2008, ella dio a luz a siete hijos, inclusive tuvo una pareja de gemelos, de los cuales uno murió poco después de nacer y fue incinerado por el propio abuelo-padre. Según explicó la policía de Austria, él la mantuvo aislada desde que tenía 18 años, en un sótano del edificio residencial de dos pisos donde él mismo vivía con su propia esposa (con quien también tuvo siete hijos).
El Jurado en el Tribunal del Estado de Baja Austria, lo encontró culpable de todos los cargos en su contra incluyendo violación, incesto, asesinato y esclavitud. El veredicto fue unánime. El tribunal ordenó que la pena sea cumplida en un hospital psiquiátrico de seguridad.
En la actualidad en la Argentina , mientras tanto, juristas, psicólogos y sociólogos analizan los detalles de la inexplicable historia de Armando Lucero, de 65 años, que fue detenido en la ciudad de Mendoza después de que su hija denunciara haber sido violada por él durante 20 años y haber engendrado 7 hijos, informaron fuentes judiciales. Lucero tiene 22 hijos: 8 con su esposa oficial, 6 con su concubina y 7 con una de las hijas que tuvo con su concubina. Los familiares aseguran haber denunciado a Lucero en más de 20 ocasiones desde 1990 a la fecha pero la Justicia no prosperó en las investigaciones. La policía apresó al acusado, de apellido Lucero, cerca de la medianoche del viernes 08/07/09, horas después de que su hija, de 35 años, denunciara el caso en los tribunales de Mendoza.
Después de la noticia sobre el Monstruo de Mendoza, y otras que fueron surgiendo, se generaron repercusiones judiciales un tanto exacerbadas. Así un abogado de una mujer que fue salvajemente violada hace diez años en las afueras de La Plata pidió que se habilite la castración química e incluso la amputación del pene para los autores de casos graves de abuso sexual.
Si bien el caso no encuadra dentro de las características de una relación incestuosa, estamos frente a una nueva historia de abusos sexuales y vejaciones.
Como observamos con el correr de los tiempos se modificando el enfoque de la problemática jurídica en relación al abuso sexual incestuoso, desde la óptica de desconocer la denuncia de las víctimas en el siglo XIX, hasta el intento actual de amputar el pene del victimario.
De todo lo expuesto y a manera de síntesis podemos decir que de experiencia médico forense, sobre todo en la peritación de adultos presuntos victimarios de abuso sexual de menores, hemos observado conductas incestuosas en parafílicos pedófilos e individuos considerados “normales” desde el punto de vista psicosexológicos, de manera tal que, cualquier individuo puede estar en condiciones potenciales de ser un abusador sexual incestuoso.
Como contrapartida, no debemos olvidar que individuos con tendencias o inclinaciones parafílicas no necesariamente tiene que ser por ello un abusador sexual incestuoso, en tanto y en cuanto no cometa un delito sexual, por lo tanto, hay que recordar que las tendencias predisponen pero no determinan, hecho importante al momento de emitir un dictamen o al testimoniar en un Juicio Oral.
Por otra parte debemos saber que los menores abusados existieron y existen, tanto por victimarios extra-familiares como intra-familiares, pero al momento de realizar las pericias médico legales debemos tener presente que las falsas denuncias también existen, sobre todo cuando las causas que se alegan tienen como presuntos abusadores a personas en el ámbito familiar en forma incestuosa.
3. Reflexiones finales
El delito sexual es un concepto jurídico, en tanto que la parafilia es el nombre de un trastorno sexológico y/o psiquiátrico. La pedofilia es una parafilia que pueden ser consecuencia de diversos factores.
Cierto porcentaje de pedofílicos son agresores sexuales, es decir que padecen un trastorno psicosexual, con características delictivas, un estado que consiste en la necesidad impulsiva de un estímulo fuera de lo común, y personal o socialmente inaceptable, ya sea real o imaginario, para iniciar o mantener óptima la excitación erotosexual y para alcanzar el orgasmo.
La paidofilia o pedofilia es lejos la parafilia delictiva más común. El 20% de todos los niños americanos han sido víctimas de abuso antes de los 18 años (Abel 1989). La mayor parte de los actos de abuso consisten en tocamiento genital o sexo oral. La penetración anal y vaginal no es frecuente a excepción de los casos de incesto.
La inmensa mayoría de los paidófilos son heterosexuales, pero si se toma en cuenta el porcentaje de homosexuales en la población general, se observará que existen más paidófilos entre estos últimos que entre los heterosexuales, sin querer decir que los homosexuales per-sé sean abusadores de niños, que suele ser una idea errónea muy habitual. Por lo tanto existen paidófilos heterosexuales, homosexuales o bisexuales, que se limitan solo al incesto o no. Hay paidófilos exclusivos (atraídos solo por niños) o no exclusivos.
Se observa también entre los paidófilos un 50% de consumidores de alcohol y se ha señalado que es frecuente que se hayan visto envueltos en situaciones de exhibicionismo, violación o voyerismo.
También es común observar que el abusador de menores es un pariente de la víctima (abuso incestuoso). La mayoría de los abusadores están casados y tienen hijos propios pero, no todos estos abusadores son paidófilos en el sentido estricto.
También se observan pedófilos disfuncionales con las parejas adultas y que solo a través de la parafilia compensan la disfunción sobre todo erectiva, ya que el menor le genera menos conflictos, ya que piensa que éste no evalúa su rendimiento o capacidad sexual y por lo tanto así reafirman su masculinidad autocuestionada. El abuso sexual desbloquea la disfunción de predominio origen psíquico al reafirmar la masculinidad a través de la agresión sexual sobre todo cuando perciben el temor de la víctima.
Los pedófilos son personas que pueden tener familia, y algunos abusan también a miembros de la misma, como ya vimos. Suele observarse que no tiene la capacidad para cortejar o relacionarse con mujeres por ser sumamente inseguros, la impotencia parcial es usual. Algunos son homosexuales ocultos.
Las relaciones pedofílicas pueden ser desde tocamientos hasta la penetración vaginal o anal, en algunas ocasiones excepcionales asesinan a sus víctimas para evitar el ser descubiertos. Esta parafilia se caracteriza más que por la excitación sexual, por el uso y abuso del poder.
Los pedófilos en general son adultos, del sexo masculino, que obtienen satisfacciones sexuales mediante un contacto físico y a menudo sexual con niños, sobre todo en forma incestuosa.
A menudo el pedófilo se conforma con acariciar el cabello del niño, aunque también puede manipularle los órganos genitales y sugerirle que manipule los suyos, y menos frecuentemente, intentar una intromisión. Estas conductas pueden repetirse por semanas, meses o años si no lo descubren otros adultos o las denuncias del propio niño.
Los paidófilos tienden a ser rígidamente religiosos y moralistas. Algunos investigadores opinan que es típico que los paidófilos conozcan personalmente a los niños que manosean, ya sea que suele ser un vecino cercano, uno de sus tíos o abuelos. La mayoría de los paidófilos heterosexuales de mayor edad son o han sido casados alguna vez en su vida.
La pedofilia puede ser física o no, y va desde la exposición de los genitales y conversaciones sugestivas, hasta el uso de material pornográfico, incesto y violación.
A propósito de los delitos sexuales intrafamiliares haremos una breve descripción de la familia incestuosa.
En trabajos que hemos publicado con anterioridad sobre abuso sexual infantil hemos estudiado muy cuidadosamente la psicodinámica de las familias en las que se lleva a cabo el incesto.
Si bien el porcentaje de familias de clase media es más alto que lo que se pensaba, la incidencia mayor se encuentra entre las familias de bajos recursos y que viven en zonas aisladas como lo son algunas rurales.
De todos los tipos de incesto, el más frecuente es el de padre/padrastro-hija. El padre/padrastro suele tener un pasado de privación afectiva o de rechazo de su madre y de abandono por el padre.
Presentan trastornos psicológicos que van de medianos a francamente psicóticos, siendo los diagnósticos más comunes los de pedofilia, personalidad dependiente, y desorden paranoide de la personalidad y patológicamente obsesionados con el sexo. La ingestión excesiva de alcohol es frecuentemente encontrada (en algunos estudios, el 25% de los encarcelados por este delito eran alcohólicos; en otros, las cifras arrojan 48,9% y hasta 80%, las diferencias dependiendo generalmente de las diferentes definiciones de alcoholismo. De cualquier modo, la presencia del exceso de alcohol también debe ser un factor a ponderar).
La hija más vulnerable suele ser la mayor, en especial si está ocupando el rol de su madre y si como ésta, es pasiva y dependiente. La madre suele también ser una persona que ha sufrido privaciones afectivas en su infancia que la han llevado a no poder expresar afecto hacia el marido y los niños. (a veces ha sido sexualmente abusada y sufre de anorgasmia y se muestra hostil con su marido).
Ha sido frecuentemente descripta como dependiente, infantil, masoquista y patológicamente ligada a su propia madre rechazante, con una falla muy importante en su capacidad de cuidado y en poder actuar para frenar el abuso
En el abuso padre/padrastro-hijo, muchísimo menos frecuente que el anterior, suele encontrarse a un padre con fuertes problemas con su propia madre que lo ha rechazado en la infancia. Suelen sentir rechazo hacia la mujer y tener impulsos homosexuales, muchas veces vividos dentro de la familia de origen con hermanos, primos o tíos, inclusive el propio padre. El consumo de alcohol está a menudo presente en los episodios de incesto. El hijo puede haber tenido experiencias homosexuales simultáneas o posteriores a los abusos paternos. La madre suele estar asociada al incesto “no dándose cuenta” de lo que sucede; es más poderosa de lo que muestra y tiene actitudes “castradoras” y “manejadoras” con los hombres, tomando una acción protectora sólo después de que el incesto ha sido conocido en la comunidad.
El incesto hermano-hermana, es para algunos la forma más frecuente de actividad incestuosa, siendo la hermana menor en una familia de varios varones la que tiene mayor riesgo.
Otros tipos de incesto, tales como la madre-hija y madre-hijo son menos frecuentes en ese orden.
En resumidas cuentas: las familias donde se produce el incesto son sistemas disfuncionales donde los roles y las fronteras están confusos.
Las biografías de los involucrados, el sistema familiar y el estudio por parte de asistentes sociales del medio familiar extenso y el laboral y social en que éstos se desempeñan, amén de los testimonios de amigos, parientes y compañeros de trabajo, cobran una vital importancia en el momento de la ponderación de la coherencia de los relatos infantiles colectados y la probabilidad de que éstos tengan congruencia en su conjunto y que no estén influidos por adultos.
Corolario
En términos generales la cultura actual reprocha el incesto como una falta moral, pero debemos recordar que:
NO TODO LO INMORAL ES ILEGAL O DELICTIVO