5. Influencia socio-religiosa sobre el transgenerismo
Dentro de la percepción social tradicional, suele asimilarse que el transgénero involucra un desorden o patología mental frecuentemente relacionada con la homosexualidad.
Suele confundirse que la orientación sexual homosexual deriva en la identidad transgénero, por lo que suele decirse que una persona homosexual se ve como una persona del género contrario por lo que prefiere la interacción sexual de personas de su mismo sexo biológico (Ejemplo: se asumiría que una persona que ha cambiado su género a femenino estaría atraída sexualmente a personas del género masculino).
La identidad transgénero no tiene relación con la orientación sexual, ya que cualquier orientación sexual puede estar presente en una persona que se identifica como transgénero.
También suele decirse erróneamente que el transgénero y la homosexualidad (en cualquiera de las expresiones L.G.B.T.) forman parte de un “tercer sexo” que transgrede el espectro de los géneros binarios (masculino y femenino), hablándose de tres géneros erróneamente estipulados: masculino, femenino y queer.
La teoría queer critica las clasificaciones sociales de la psicología, la filosofía, la antropología y la sociología tradicionales, basadas habitualmente en el uso de un solo patrón de segmentación (sea la clase social, el sexo, la etnia o la nacionalidad) y sostiene que las identidades sociales se elaboran de manera más compleja como intersección de múltiples grupos, corrientes y criterios.
Por lo tanto, la teoría queer rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales y fijas.
Una parte del estigma social sobre la identidad transgénero recae en que aún suele ser considerada como un desorden mental bajo los parámetros de disconformidad de género o parafilia.
Otro estigma social se identifica en una variante del sexismo que sugiere la superioridad cisgénero sobre las capacidades de personas transgénero, derivando en la opresión de las personas transgénero.
Existen distintos problemas que conciernen al L.G.B.T. y su expresión sexual, problemas sociales que suelen ser marcados por la discriminación y el rechazo social, político o religioso.
Otro aspecto social frecuentemente problemático sobre el transgénero refiere a la utilización de pronombres y artículos para marcar el cómo referirse a una persona transgénero. Lo más políticamente ortodoxo es referirse a una persona de acuerdo a su identidad de género y no a su sexo biológico.
La transfobia es un delito de odio que describe un rango de discriminación hacia las personas transgénero. Las personas transgénero también pueden experimentar homofobia, debido a la concepción errónea que asocia la identidad de género y la homosexualidad.
En un término similar se ubica el concepto prejuicio transgénero, que refiere al prejuicio, discriminación o el estereotipo negativo de la comunidad transgénero.
El trans-bashing es un patrón de comportamiento de odio que involucra ataques verbales o físicos a personas transgénero.
Distintas ideologías se oponen a la expresión del transgénero, notablemente aquellas religiones abrahámicas que sostienen la ideología de la complementación de los géneros, el designio divino estipulado a cada persona, el orden social específico y el orden natural y propósito procreativo del hombre; por lo que, la expresión transgénero puede ser considerada como una contradicción al designio divino, una contradicción al designio natural o una ofensa divina.
Dentro de las creencias en las religiones abrahámicas se estipula que Dios creó a las personas con géneros binarios, lo que es frecuentemente interpretado dentro de las prácticas religiosas como un mandato divino contra las variantes de género.
En el libro del Génesis en los pasajes que refieren a la creación de Adán y Eva se establece la noción tradicional de la feminidad y la masculinidad, ignorando las posibles variantes de género al interpretar la existencia única de dos géneros binarios destinados a la procreación y la complementación natural.
El travestismo y la transexualidad son considerados como una abominación en la percepción bíblica, estableciendo que un hombre no debe usar los ropajes que le corresponden a una mujer y viceversa, de manera que se cometa una rebelión o irrespeto contra lo que Dios designó en las personas (refiriéndose a la percepción discordante del sexo biológico).
Dentro del judaísmo y el cristianismo se encuentran términos que, derivados de diversas interpretaciones modernas, refieren a personas con castración, identidad transgénero, homosexualidad, afeminamiento y conducta célibe que no se consumaba en el matrimonio.
En el judaísmo y el cristianismo se ubica término hebreo “enuchus” (eunuco) que refiere a personas que no tienen la capacidad de la procreación debido a una causa biológica o social como la castración y el celibato.
El eunuco y su interpretación moderna sugieren un modelo L.G.B.T. antiguo en el que se clasificaba a personas pertenecientes a alguna minoría sexual, de manera similar al malakos griego.
Jesucristo menciona tres tipos de eunucos según los relatos de Mateo, en el que existen eunucos natos que deciden no consumar su vida en matrimonio y que algunos puntos de vista modernos sugieren que eran personas homosexuales o transgénero; también menciona eunucos producidos por el hombre (personas clínicamente castradas que no consumaban su vida en matrimonio debido a la falta de genitales procreadores); y los eunucos por decisión voluntaria (personas dedicadas al celibato que llevaban abstinencia sexual y que no consumaban su vida en matrimonio).
Dentro de las religiones del Islam se encuentra el término “mukhannathun” el cual, al igual que eunuco, refiere a personas privadas de la capacidad de procreación debido a la acción biológica o social con condiciones de “afeminamiento” (homosexualidad e identidad transgénero) y castración clínica que les impide la procreación.
Los makhannathun son castigados por comportamiento ilícito como la prostitución cuando recurren a su designio natural que dotó su cuerpo masculino con características femeninas; en caso de designio natural, no será castigado si se lleva una vida correcta adecuada a las normas sociales.
En otros puntos de vista que se alejan de la aceptación transgénero dentro del islamismo, se encuentra la percepción de pecado y comportamiento inmoral en personas afeminadas o masculinizadas.
Dentro del Islam podría decirse que se permite la variación de género adecuada a los lineamientos sociales, pero se prohíben otros tipos de expresión sexual como la homosexualidad.
Irán, país en el que la homosexualidad es penada, es uno de los países con mayor registro de cirugías de reasignación de sexo. Se ofrecen las cirugías como una alternativa para evadir la ley contra la homosexualidad por lo que muchas personas declaradas como homosexuales optan por una cirugía de cambio de sexo para normalizar su condición legal y llevar una vida ajustada a la sociedad.
En las religiones dhármicas como el budismo, el hinduismo, el jainismo y el sijismo no se establece una noción determinada del género y sus variantes, por lo que dentro de diversos cultos y cosmovisiones es apreciable la interpretación de dioses andróginos que presentan diversas características relacionadas con la intersexualidad.
Dentro de la religión hindú se consideran diversas deidades intersexuales, en donde una persona biológicamente designada con dicha condición o Hijra se considera una encarnación de Parvati y Shiva. [spp title=”IV. Transgenerismo y Salud Mental”]