7. Dimorfismo sexual e identidad de género
La motivación de la conducta sexual es producto del proceso de sexuación que se expresa a través del sistema sexual, es decir a través del área biológica psicológica y social. Todo ser humano dentro de la estructura de su personalidad desarrolla su proceso de sexuación
A través del área biológica del sistema sexual ( SS) se expresa el dimorfismo sexual a nivel cerebral, genital, etc., configurando el sexo del individuo, es decir, lo que genéricamente “es”: macho o hembra. Se manifiesta explícitamente a través del sexo morfológico o genital.
A nivel social del SS se expresa el papel sexual, es decir, el rol de género que le asigna al individuo el medio, de acuerdo a las pautas de la cultura (familia, sociedad) a la que pertenece, (expresión pública) de manera que, el individuo desde el nacimiento debe aprender a identificarse con la sexualidad que le es asignada. Lo que “se espera que sea” es que adopte roles masculinos o femeninos.
A nivel psicológico del SS se expresa la identidad de género ,es decir la convicción a edad temprana (alrededor de los tres años de edad) de que se es niño o niña. Es la internalización psicológica (experiencia privada) de los roles de género asignados culturalmente como expresión pública, tomando el niño o la niña conciencia de su masculinidad o feminidad Los” moldeadores” ambientales (aprendizaje-educación) normatizan las funciones que el individuo debe “actuar” (sexualidad de asignación).
De la mayor o menor concordancia entre el sexo morfológico o genital (área biológica) y la sexualidad de asignación (área psicosocial) del SS surgirá la identidad sexual que es un sentimiento intimo y personal de pertenecer a tal o cual sexo y la factibilidad de concordar con las expectativas que la cultura a la que pertenece espera de él. Si existe indefinición, surgirá un sentimiento confuso de ambivalencia, conflicto que deberá enfrentar y/o esclarecer en el decurso de su guión personal (desarrollo de la personalidad). La identidad sexual posibilita que el individuo “se sienta” varón o mujer.
El proceso de sexuación de una persona no depende de la edad cronológica, sino de la posibilidad de sortear las diferentes obstáculos ambientales que se le van presentando en el transcurso de su historia vital.
Así se reconocen distintos momentos en su evolución psicosexual. Se describen: una etapa autofílica (obtener placer consigo mismo), una etapa isofílica (identificación placentera con el mismo sexo) y una etapa heterofílica (placer puesto en el otro sexo).
El desarrollo de la personalidad sexual se establece por un guión personal, es decir, la motivación interna que acompaña históricamente al individuo a través de la cual obtiene su orientación sexual, que es la capacidad de “sentir atracción erótica” por objetos sexuales.
La conducta sexual es la resultante de la forma de manifestarse implícita o explícitamente el SS por parte de un individuo
La identidad de género está directamente ligada al dimorfismo cerebral. Este permite y facilita el aprendizaje de los roles sexuales propuestos por la cultura de acuerdo a la mayor o menor consonancia con el dimorfismo genético sexual.;por lo tanto, se aprende a ser varón o mujer por las imágenes codificadas como correspondientes a la identidad de género (masculinidad o feminidad) que el individuo internaliza psicológicamente.
Para el varón el sistema femenino (según Jackson) es codificado como negativo, pero puede liberarse bajo ciertas condiciones. La formación de la identidad de género es postnatal (época del lenguaje) y requiere el aprendizaje de dos lenguajes distintos los correspondientes a cada uno de sus progenitores. El niño entra en confusión con su identidad cuando una sola persona (uno de los padres) utiliza ambos lenguajes.
El dimorfismo cerebral en la respuesta sexual a las imágenes eróticas se halla relacionado con el dimorfismo sexual en la autoafirmación de la identidad de genero.
La imaginación erótica requiere de un dimorfismo en la excitación sexual, sobre todo de los estímulos visuales (más el varón) cuando la pareja se encuentra separada a una distancia mayor de la longitud de los brazos y estímulos táctiles (más la mujer) cuando la pareja está en contacto directo. La señal es transmitida por el lenguaje (palabra -oído) y corroborada por el olfato y el gusto (oler-besar-lamer, etc.).
El varón solo por estimulación visual (sin estimulación táctil) puede tener erección, la mujer el deseo sexual es fantaseado por promesas de afecto o amor y excitada por estímulo táctil fundamentalmente. El varón puede tener sueños eróticos con orgasmo sin experiencia previa, en la mujer aparecen solo luego de tener dichas experiencias.
La pareja habitual puede abreviar el proceso de respuesta sexual por contactos y juegos corporales que se repiten y se “automatizan” entre ellos por experiencias anteriores
El género humano se ha independizado del celo por lo tanto la vagina puede ser penetrada por el pene al azar (sin que coincida con la época de ovulación). sin que ello determine la ovulación, es decir la ovulación no tiene señal odorífera feromonal como en los primates, sin embargo hay ciertas evidencias de relación entre hormonas sexuales y estímulos olfativos en la mujer. Así por ejemplo disminuye el olfato cuando una mujer es ovariectomizada y lo recupera cuando se le realiza una sustitución estrogénica. También suele disminuir el olfato en la fase menstrual progestacional y aumentar en la fase estrogénica.
De las combinaciones y variaciones entre áreas cerebrales, química cerebral y tipo de conducta se aprecia claramente:
- el cerebro es potencialmente bisexual, así por Ej.: el hipotálamo será cíclico o continuo de acuerdo a la orden hormonal que reciba.
- la impronta hormonal debe ser pre y neonatal
- los andrógenos post natales pueden excitar la conducta sexual pero no cambiar su orientación
- los estrógenos feminizan corporalmente.
Se han observado experiencias que cuando por una lesión traumática de la médula se independiza esta del cerebro (paraplejia) se anula la sensorio motricidad por lo que se puede tener por reflejo medular erección eyaculación sin sensaciones por lo que si el individuo no visualiza el hecho no lo percibe. Por otra parte no se pierde la identidad de género ya que se puede tener fantasías eróticas con ensueños coitales y orgasmo sin respuesta sexual genital. Las mujeres pueden recibir el pene en vagina sin percibir cerebralmente sensaciones y quedar embarazadas. Es decir lo periférico afecta lo coital pero no la identidad de género
En cuanto a la orientación sexual en los últimos años se han hecho estudios neurobiológicos muy importantes.
Hasta la década del 70 prevalecía la idea de considerar a la homosexualidad como una perturbación sexual de raigambre psiquiatrica. Ya en esa época habíamos recopilado distintas hipótesis teóricas sobre las presuntas causas-motivos-mecanismos que se postulaban para explicar el porqué hay varones y mujeres que solo se sienten atraídos eróticamente por personas de su mismo sexo. Así investigamos hipótesis biologistas, psicologistas sociologistas, etc. no resultando ninguna totalmente satisfactoria.
En la década del 80 hubo fuertes presiones sobre las investigaciones científicas por parte de los movimientos de liberación gay para desencriminar la homosexualidad de cualquier presupuesto de “enfermedad”.
En la última década del siglo pasado reapareció la preocupación por encontrar respuestas con respecto a los orígenes de la condición homosexual a expensas de los avances en el campo biológico.
Así se retoman estudios de Gorski (1978) sobre la importancia de los andrógenos prenatales a nivel hipotalámico en la determinación del dimorfismo sexual. Laura S Allen investigó que la región preóptica central del hipotálamo es tres veces mayor en los varones que en las mujeres.
En 1991 Simon Le Vay siguiendo esta orientación autopsió sujetos gays encontrando que el tercer núcleo intersticial del hipotálamo anterior (INAH3) eran parecido en su tamaño al encontrados en mujeres, hecho que publica posteriormente en su libro “El cerebro sexual” (1993) sosteniendo la hipótesis de que la región preóptica central del hipotálamo está implicada en el comportamiento sexual y que el tamaño mayor en el varón estaría relacionado con la orientación sexual como respuesta a la androgenización prenatal. De manera que niveles atípicos de androgenización predispondrían a la orientación homosexual.
A nivel genético también se retomaron viejos trabajos de Kallmann de 1952 buscando evidencias de bases biológicas de la homosexualidad.
Así en 1985 Pillard y Weinrich en Boston buscaron patrones de homosexualidad en familias con gemelos y mellizos gays y lesbianas mostrando mayor porcentaje de incidencias dentro de los gemelos. Hamer y colab.(1993) confirmaron estos resultados y a la vez investigaron muestras de ADN de hermanos gays y de madres y hermanas hallando la existencia de un gen Xq28 en una región cromosómica que podría tener influencia en la orientación sexual masculina. Así mismo sugieren la posibilidad de la presencia de un subtipo de homosexualidad que se trasmite maternalmente.
Estos estudios hormonales, neuroanatómicos y genéticos si bien pueden tener correlación con la orientación sexual la causalidad de la homosexualidad aún se encuentra lejos de ser probada.