Contentidos
3. Bases neurodinámicas
Se describirán algunas investigaciones acerca de los aportes psicológicos, fisiológicos, químicos, endocrinológicos y neuropatológicos que intervienen directa o indirectamente en distintos aspectos de la conducta sexual.
3.1. Aportes neurofisiológicos
La neurofisiología sexual trata de explicar la relación funcional entre las estructuras neuroanatómicas y la sexualidad.
Describiremos entre otros, dos que tiene gran relación con la sexualidad: el estrés y el envejecimiento.
3.1.1 Estrés
Llamado así por Hans Selye es un mecanismo neurofisiológico interesante relacionado con la sexualidad. Clásicamente Selye lo ha definido como toda demanda (agente) que provoque en el organismo una respuesta no específica o síndrome general de adaptación que se traduce en un conjunto de modificaciones biológicas responsables de distintas manifestaciones sintomáticas funcionales y orgánicas.
Cannon ya había puesto de manifiesto que la respuesta metabólica -endocrina a la emoción sirve de preparación anticipatoria y que pone al organismo en situación de afrontar las contingencias peligrosas de la vida.
La teoría del estrés de Selye que postula la respuesta de manera inespecífica fue objetada por Mason quien expresa que lo inespecífico es la “reacción anticipatoria” y que frente a ella no hay solo una respuesta sincrónica sino una regulación diacrónica, fásica, o sea que, no solo se anticipa la respuesta, sino que después, durante varias semanas se mantiene la respuesta anabólica de recuperación, no solo de la energía gastada sino también reorganizadora de las estructuras alteradas por la injuria (entropía negativa).
Selye describe tres fases: a) reacción de alarma b) fase de resistencia y c) fase de agotamiento
Esta definición significa que ante cualquier demanda sea buena (por Ej.: un beso apasionado) o mala (por Ej.: una emoción desagradable como el abandono de la pareja) existe un estrés.
La mayoría de las veces las respuestas del organismo se hacen en armonía, con la mayor naturalidad y sin consecuencias ya que están adaptadas a las normas fisiológicas del sujeto. Se trata de un buen estrés o “euestrés”.
Otras veces las respuestas exigidas por una demanda intensa y prolongada, agradable o desagradable, son excesivas y superan las capacidades de resistencia y de adaptación del organismo. En ese caso se trata de un mal estrés o “disestrés”.
De esta definición se deduce que el estrés es la respuesta de adaptación a unas demandas muy dispares llamados “factores estresantes”, como por Ej.: el calor o el frío, los traumatismos físicos, la enfermedad, la fatiga por un lado; o la alegría, la pena el miedo, la coacción, el éxito o el fracaso por el otro.
Lo que importa no es lo que nos sucede sino la forma como se recibe. Así por Ej.: el coito es y debe ser un factor de completa satisfacción y un elemento particular de euestrés, pero si el encuentro sexual es competitivo, agobiante, obsesivo, perturbador es causante de disestrés.
El simple enamoramiento, los celos, la angustia, la ansiedad del rendimiento por “estar a la altura de lo esperado” son condiciones perturbadoras y factores de desequilibrio. Cuando un varón y una mujer, en afán competitivo avasallador tienen una relación sexual de rivalidad, descalificación o egocentrismo ingresan en el espiral del disestrés enfermizo y patologizante. Pero también lo producen el miedo a la soltería, a la impotencia, a la infertilidad o a la anorgasmia y, por supuesto al miedo al no cumplimiento de esas exigencias sociales.
La respuesta del organismo al estrés se hace por medio de dos sistemas de defensa: el sistema nervioso y el sistema endocrino u hormonal, que desempeñan un papel importante en la adaptación y la resistencia a las agresiones. Estos sistemas contribuyen a mantener la homeostasis.
El sistema nervioso está representado por el simpático catecolamínico y la médula suprarrenal que produce la adrenalina.
El sistema endocrino esta representado por la corteza suprarrenal que producen las hormonas corticoides principalmente la cortisona.
Podemos distinguir dos tipos de respuestas al estrés: una inmediata correspondiente a la reacción de alarma y respondiendo a una demanda urgente: es la respuesta adrenalínica. La otra es relativamente más tardía lenta y continua: es la respuesta corticosuprarrenal.
De manera que el estrés representa un elemento fundamental en el determinismo de numerosas afecciones calificadas de “psicosomáticas”. Su papel es fundamental también en circunstancias relacionadas con la sexualidad, desde situaciones de comunicación sexual como el enamoramiento hasta situaciones vividas en forma traumática como los conflictos conyugales, la viudez, el abandono, el divorcio, gestaciones indeseadas, abortos, partos distócicos, carencias o dificultades coitales, abusos maritales, etc.
El estrés hace variar en forma importante el contenido cerebral de noradrenalina y de dopamina y el contenido de noradrenalina de los órganos periféricos.
Como respuesta inmediata al estrés baja los niveles de noradrenalina cerebral por estimulación emocional y, pueden aumentar, si la respuesta se hace mediata o el estrés se hace crónico.
La autorregulación diacrónica supone, además, una serie de “aprendizajes” y sobre todo de “modulaciones”en relación con la experiencia social con la pertenencia a un grupo, con las reacciones colectivas, con las fantasías inconscientes, etc.
Esto implica la relación estrecha de los centros de la eminencia media y la región hipofisotropa con el rinencéfalo y las estructuras del cerebro que se relacionan con la vida social, con la defensa de la especie, con la memoria y con el lenguaje en su substrato emocional y sobre todo con las actividades modulares de la función de la corteza cerebral (conducta, aprendizaje, percepción del mundo).como luego veremos.
Los psicofármacos ansiolíticos impiden la reducción de la noradrenalina cerebral consecutiva al estrés. La acción del estrés sobre la actividad catecolaminérgica conduce a considerar su efecto sobre la regulación de los sistemas de vigilancia.
La percepción de un estrés desencadena en el SN dos tipos de descargas que permiten al organismo poner en juego sus mecanismos de defensa. El mecanismo central mesencéfalo-hipotalámico a partir del cual se producen descargas hacia el cerebro anterior provocando modificaciones de la percepción y de los juicios de valor y las respuestas afectivas por un lado y, por el otro, el del hipotálamo que descarga hacia abajo las reacciones automáticas complejas que interesan a los dos sistemas neurovegetativos, con un predominio del simpático.
Una de las estructuras más importantes en el mecanismo del estrés emocional y de la ansiedad es el hipotálamo. En esta estructura se encuentran numerosos mecanismos neurosecretores que aseguran la síntesis de factores de liberación que permiten las secreción de estimulinas hipofisarias, los mas importantes son las aminas biógenas (noradrenalina, dopamina, serotonina) y la acetilcolina como mediador parasimpático. Se debe dar un equilibrio entre la regulación colinérgica y monoaminérgica.
Así por Ej.: las catecolaminas son las que representan el mediador que asegura la liberación de LH-RF que ordena la secreción por la hipófisis de las estimulinas de los ovarios, mientras que la serotonina es inhibidora. Por lo tanto una mujer sometida un gran estrés pueden sufrir amenorrea presentar esterilidad e infertilidad y acelerar su climaterio. También bajan las defensas inmunológicas o pueden sobrevenir infecciones por gérmenes “oportunistas” en forma similar a lo que acontece con el SIDA.
3.1.2. Proceso de envejecimiento
Es otro mecanismo normal del ser humano.
No interesa la teoría o las hipótesis que se planteen para explicar el proceso normal de envejecimiento. Así sea un programa genético en el que estarían implicados ADN y ARN; o sea un proceso de carácter inmunológico, conjuntivo fibrilar, hereditario o adquirido, por radicales libres o por neurohormonas, lo esencial es admitir que la sexualidad puede y debe persistir más allá de la menopausia o la andropausia.
Es evidente que el envejecimiento neuronal o neuroglial y la desintegración fibrilar, mielínica, axonal o citoplasmática, no ocurren en todos los individuos de igual manera, es decir, no hay apagamiento cortical al unísono ni en la misma forma en todos los casos. En algunos serán los estratos diencéfalo-hipofisarios los primeros en sucumbir; en otros lo serán los niveles archi y paleo corticales, mientras que en otros lo serán los neo-córtico-cerebrales, manteniéndose a lo mejor intactos los mecanismos reflejos de la erección y eyaculación subcorticales; y en algunos otros casos serán los autónomos neurovegetativos. Salvo en los casos de de cerebro esclerosis, demencias, accidentes cerebro vasculares invalidantes o de otra patología geriátrica limitante la función sexual debe permanecer activa salvo la libre y voluntaria decisión en contrario.
3.2. Aportes neuropsicológicos
La neuropsicología implica integrar el sistema nervioso con la conducta humana. Las sucesivas conductas en determinado proceso funcional conducen a un comportamiento específico. De manera que el comportamiento está organizado por conductas variadas dadas regularmente a través del tiempo.
El comportamiento sexual está organizado, formado, construido por diversas conductas que es necesario aislar y reunir en interés investigatorio, analítico e interpretativo. Así en el comportamiento sexual podemos observar que surge de la interacción de diversas conductas, por ejemplo: una conducta gestual comunicativa (código, lenguaje, discursos, actitudes, etc), una conducta práxica (actos coordinados, movimientos, etc.) una conducta sensorial (visual, olfativa, auditiva, sensitiva, etc) una conducta pragmática valorada y controlada, etc.
Para todo ello se requiere de receptores periféricos que a través de los intrincados sistemas de vías y redes nerviosas, de sinapsis y neurotransmisores; de centros receptores y efectores, módulos, circuitos, etc., vayan configurándose los perfiles individuales y colectivos del comportamiento sexual y vayan integrándose niveles, desde la periferia al centro; de médula al tronco cerebral, de allí a neocortex: y de nuevo a la periferia con la respuesta a la fuente y al reciclamiento.
Es todo un desafío investigativo poder unir las conductas sexuales y su motivación neuropsicológica.
Juan C. Goldar dice que la mente elabora dos configuraciones primordiales: actos y objetos, es decir formas motoras y formas sensoriales, donde los objetos son utilizados por sus correspondientes actos.
Los vínculos entre actos y objetos son relaciones práxicas. Estas pueden ser primarias (suceden en la mente y sustentan la emisión de actos) y secundarias (integran el mundo y constituyen las utilizaciones de objetos por parte de los actos).Así por Ej.: la elaboración de la configuración sensorial de una mujer tiene sentido si es para emitir las configuraciones motoras de admirarla, protegerla, desearla o rechazarla.
El argumento más utilizado por los defensores de la existencia de un entendimiento superior suprasensorial consiste en separar conocimientos concretos (sensoriales) de abstractos (elaboraciones lógicas) hecho que en el fondo ambos conocimientos son configuraciones sensoriales. Si miramos la calle vemos caminar gente en “general”, o sea de un modo abstracto, pero entre toda la gente podemos percibir a nuestra mujer en “particular” como un modo concreto. Este hecho diferencia el género de cosa de la cosas en particular. Es fácil entender, entonces que los procesos abstractos no están en otra dimensión superior sino en el mismo plano que los procesos concretos.
El objeto encuentra “su” acto porque ambos han sido elaborados siguiendo reglas comunes que están desde el principio, son normas a priori que provienen de otros seres vivientes. Luego el objeto vuelve al círculo sensorial permaneciendo como una configuración de la memoria, como un registro (memoria práxica). .De este modo la memoria práxica es la posibilidad de emitir actos por medio de objetos elaborados en el pasado, reciente o remoto.
Los objetos entendidos como emisores y registros (que a su vez son emisores) pueden pertenecer a una o más esferas sensoriales Por Ej.: visual (objeto monomodal) audiovisual (objeto bimodal) o visuo-audio-táctil (objeto multimodal).
De este modo, en la construcción de objetos multimodales existe una coincidencia cronológica y una coincidencia formal entre las configuraciones que intervienen. Así la palabra que se escucha y la cosa que se ve responden a la misma arquitectura.
Al emitir actos verbales, los objetos se hacen explícitos; es decir, uno puede hablar acerca de los objetos, incluyendo los que se perciben como registros. Pero no sucede así con la motilidad, pues el conocimiento motor es un conocimiento implícito que solo se expresa en el saber hacer. Si le preguntamos a una persona que es el pene estamos preguntando por un objeto y este es capaz, a lo mejor, de dar un largo discurso para responder a la pregunta. Pero si en cambio le preguntamos como logra hacer el coito, nos hablará de penetración, posiciones corporales, tipo de pareja etc pero no nos puede decir nada del coito en sí. El saber motor es intransferible.
La inteligencia no consiste solo en un saber hacer sino también en poder percibir. Es cuestión de actos y objetos a la vez. De manera tal que, cada tipo de inteligencia tiene su especifica dotación sensoriomotora.
El mundo no es solo aquello que se vive de una manera intelectual, a la esfera práxica de la mente, pertenece también el instinto
Somos vertebrados tenemos un tronco como una reliquia del fondo de la historia natural. Desde el tronco, poco a poco, a lo largo de millones de años se han extendido las extremidades, así llegaron las manos y posteriormente los dedos, alcanzando los actos su máxima finura. En el tronco persisten los actos toscos como los de embestir y copular, jadear, gritar, masticar o deglutir.
El instinto se relaciona con la línea media y el intelecto se vincula con las extremidades. En algún momento; la perfección alcanzó a invadir la línea media en especial la laringe, lengua y labios que culminó con la voz humana. El proceso de refinamiento se trasladó nuevamente a las extremidades y al alcanzar las manos posibilitó el punto culminante del intelecto que es la escritura.
El intelecto proviene del instinto que es básico y primordial. De manera tal que lo sensorial y lo motor, tanto intelectual como instintivo están integrados por unidades llamadas “facultades mentales”. Actos y objetos surgen en las facultades que integran la esfera práxica de la mente.
Las facultades mentales práxicas son el fundamento del ser del mundo, pero necesitan el auxilio de otras facultades. De este modo, al lado de la esfera práxica se encuentra una esfera de lo conveniente, de lo útil, del obrar prudente; es decir la esfera pragmática.
Las facultades mentales pragmáticas seleccionan objetos y controlan la emisión determinando su peligrosidad promoviendo la inhibición del acto a utilizar dicho objeto Por Ej.: una mujer hermosa, que integra una reunión, emite el acto de ser cortejada y, podemos imaginar dos contextos: que la mujer se encuentre sola y sin compromisos amorosos conocidos, o que sea la esposa del dueño de casa que además es comisario. Fácil es advertir cual de las dos situaciones es más peligrosa.
En todos los casos, los contextos permiten obtener valores. En la esfera pragmática lo que encierra peligro tiene valor. Las facultades pragmáticas son escalas de valor, aquello que es peligroso conllevan un alto riesgo, es fácil presumir que pasaría si cortejáramos a la dueña de casa y encima si insultáramos al comisario. Pero los contextos pueden cambiar, la mujer del dueño de casa puede divorciarse. Al cambiar el contexto, cambia el peligro y el objeto se traslada a otro punto de la escala de valores. La esfera pragmática, de la mente, al decir de Goldar, traduce su actividad en valores preventivos.
Los valores preventivos inhiben actos por medio de emociones inhibitorias cuya forma básica es el miedo y en forma auxiliar la culpa y la tristeza. El asco también es una emoción inhibitoria que evita diversas parafilias. Si solo fuera por nuestra esfera práxica, la necrofilia y la coprofagia serían más frecuentes de lo que puede suponerse. Pero los valores cambian con los contextos y nunca se puede predecir cuando dejarán de operar las emociones inhibitorias y cuando llegaremos a cometer aquello que jamás hemos imaginado.
Con la esfera práxica conocemos el peligro (el peligro es objetivo) pero sin la idoneidad para generar la inhibición. .En la esfera pragmática, en cambio el peligro está referido al sí mismo; (el peligro es subjetivo) es un peligro para el yo (instinto de conservación).
Goldar describe cuatro tipos de valores preventivos en el yo:
- Físicos: que evitan utilizar objetos capaces de generar un daño en nuestro organismo como comer un alimento en mal estado;
- Personales: que tratan de evitar acciones que se encuentran más allá de nuestras posibilidades como intentar comprar sin tener dinero suficiente,
- Culturales: generado por sostener criterios o expresar opiniones fuera de lo vigente en una determinada cultura como usar adornos, vestidos, saludos, etc. que no se ajustan a los moldes básicos. y por último
- Éticos: que captan el peligro de los castigos comunitarios (burla, desprecio, multa, cárcel).
La tarea de la ética es dilucidar los mecanismos mentales que le permiten a cada individuo vivir según las normas morales que la cultura donde vive le impone.
Los dispositivos éticos de la mente son instrumentos altamente móviles. ya que las normas morales pueden cambiar al pasar de una situación a otra, así lo que se admite o se tolera en un sitio puede ser rechazado en otro no necesariamente lejano. Esta movilidad, ha conducido a creer que los mecanismos éticos pertenecen exclusivamente al círculo del pensamiento lógico, pero en realidad muy poco se debe al conocimiento lógico.
En la filosofía occidental se promueve la idea de una lógica situada por encima de los mecanismos sensorios motores. Así aparece la idea de una voluntad estrechamente ligada al círculo lógico, que determina, en base a los datos del entendimiento superior, qué acción seguir y, sobre todo, qué acción evitar. Más aun, que la voluntad es el instrumento con que la razón gobierna la conducta.
Mientras la esfera práxica construye el mundo, la esfera pragmática de la mente ofrece valores preventivos donde el peligro es la dimensión esencial. Los objetos que se construyen en la esfera práxica son colocados, dentro de la esfera pragmática, en una escala de valores. La valoración se refiere siempre a un objeto determinado en relación con un acto también determinado. Es decir, la esfera pragmática realiza la valoración conjunta de los dos modos del conocimiento: los objetos y de actos.
Los productos intelectuales o lógicos, propios de la esfera práxica que nos proporciona el mundo, se elaboran sólo para la acción, y son incapaces, por sí mismos, de obtener la inhibición de las acciones peligrosas.
Los valores preventivos califican los objetos según su peligrosidad, y evitan las acciones que se alejan del marco de las normas morales. De este modo, el “deber” (tema central de la ética) consiste en evitar tales respuestas comunitarias.
El trastorno cerebral orgánico con conductas psicopáticas de características antisociales, tiene conocimiento del peligro, pero no posee vivencia del peligro. Aunque sabe que sus acciones se alejan de las normas morales y generan reacciones comunitarias, no puede inhibirlas. Su conducta antisocial traduce, entonces, una alteración del yo. La temeridad del psicópata antisocial es pura estrategia práxica, y su trastorno radica en los mecanismos del yo, ha renunciado a utilizar los actos inhibitorios que normalmente fundamentan la estrategia pragmática.
La ética, sigue diciendo Goldar, en tanto rendimiento pragmático o trabajo del yo, no consiste en aquello que se hace sino en aquello que se inhibe, que no se hace. Por lo tanto obrar bien es inhibir el obrar mal, según una escala de valores preventivos.
Mientras la esfera práxica tiene registros que fundamentan la destreza, la esfera pragmática posee registros que fundamentan la prudencia (yo o instinto de conservación) o permiten actualizar hechos biográficos
Mientras el yo tiene en su centro valores preventivos y estos evitan utilizaciones peligrosas con el auxilio de emociones inhibitorias (miedo, culpa, tristeza, asco),en el centro del mundo están, los actos que tiene por auxilio las emociones excitadoras (básicamente un impulso por Ej.: amor-odio) o estados de voluntad que favorecen la emisión de actos.
En síntesis, ahora podemos hacer una distinción anatómica de la mente y decir que el mundo tiene que ver neurobiológicamente con cerebro dorsal y el yo, con el cerebro ventral.
En el neocortex dorsal se encuentran las áreas sensoriales primarias y secundarias, pertenecientes a la visión, la audición y la somatoestesia. La cisura de Rolando constituye el límite entre el neocortex dorsal posterior (sensorial) y el neocortex dorsal anterior o frontal (motora).
Las agnosias, afasias, apraxias, alexias, agrafias muestran que las esfera práxica de la mente se localiza en el en el neocortex dorsal.
La diferencia entre lo abstracto y concreto parece corresponder a la diferencia entre el neocortex dorsal izquierdo y derecho. En las lesiones derechas se afectan los objetos singulares pero no la construcción de lo genérico, por ejemplo un individuo no reconoce a su esposa por medio de la visión pero sabe que se trata de una mujer. es decir, en el neocortex dorsal izquierdo se elabora “lo común”: cosas, mientras en el derecho se elaboran “lo propio”: mis cosas.
El neocortex dorsal contiene los dispositivos que elaboran el mundo, pero el mundo no es solo intelecto, sino además instinto.
El neocortex ventral tiene que ver con el yo, la esfera pragmática y los valores preventivos ya descriptos. Se distinguen dos zonas fundamentales: la anterior o superficie frontal inferior o basal (corteza orbitaria anterior) y la posterior o temporal (corteza temporolateropolar), donde se encuentra el complejo nuclear amigdalino.
Para Kleist, la corteza orbitaria es el sitio donde se elaboran los sentimientos comunitarios. Considera, entonces, que los psicópatas antisociales deben ser personas con defectos orbitarios. Es oportuno destacar que las lesiones orbitarias no ocasionan trastornos intelectuales o práxicos, y que las lesiones localizadas en el cerebro dorsal pueden generar graves fallas intelectuales, pero nunca dan origen a trastornos éticos persistentes.
Juan Carlos Goldar con Diego Outes (1972) publicaron el caso A. L Se trataba de un individuo tolerante, prudente y generoso; buen padre, esposo y amigo. Como consecuencia de un traumatismo cerrado de cráneo, sufrió un cambio dramático en su modo de ser. Se volvió intolerante, desfachatado y avaro. En presencia de sus hijos se expresaba, con un lenguaje insoportable, los intensos deseos sexuales que presentaba lo llevaban a tendencias sexuales desinhibidas, obligaba a la esposa a realizar el coito en presencia de sus hijos, promovía en el hospital la homosexualidad actuando tanto pasiva como activamente. Generaba permanentemente trifulcas y aprovechaba la debilidad de los viejos esquizofrénicos para satisfacer sus impulsos sexuales. Era mentiroso y, además, muy taimado. Estos trastornos permanecieron constantes durante muchos años, hasta su muerte. La autopsia nos mostró la causa de las fallas éticas se debían a lesiones bilaterales de la corteza orbitaria anterior. Los territorios orbitarios posteriores estaban intactos.
Los autores concluyeron que los valores preventivos ligados a la ética son elaborados en el neocortex ventral frontal. En estos casos el segmento ético del yo está aniquilado.
De manera tal que la corteza orbitaria posee dos regiones: anterior y posterior. La corteza orbitaria anterior pertenece exclusivamente al neocortex ventral, mientras la corteza orbitaria posterior contiene formaciones pertenecientes a la zona olfatoria.
El mundo representado es una elaboración de la corteza prefrontal, o sea del neocortex dorsal frontal que integra la esfera práxica. Lo más importante consiste en saber que la corteza prefrontal es el normal auxiliar práxico de la estrategia pragmática, es decir la estrategia con la cual suspendemos, postergamos, diferimos, dejamos inconcluso, con el proyecto de retornar al campo efectivo cuando el yo determine que ha pasado el peligro.
El miedo es, sin duda, la emoción inhibitoria más importante, y existen diversas formas de miedo que se relacionan con diferentes conjunciones calificadas en la escala. Por ejemplo, el miedo que inhibe tener un coito con un partenaire con sida (al menos sin protección) es diferente al miedo que inhibe cortejar a la esposa de un amigo. El primero es miedo ligado a la conservación física, mientras el segundo es miedo vinculado a la conservación comunitaria. Este último evita el escándalo, el escarnio, el ridículo, el desprecio. Debemos, en este punto, ofrecer un ejemplo más preciso. Una mujer que nos parece atractiva en los dominios práxicos, emite el acto de tener relaciones sexuales con ella. Si la mujer camina sola por un lugar oscuro y desolado el acto de abusar sexualmente de ella ocupa un puesto relativamente bajo en la escala preventiva, pero si esa misma mujer se encuentra que viaja en un ómnibus repleto de pasajeros, pasa a ocupar un puesto elevado en la escala. En este segundo caso, una singular valoración moviliza una forma particular de miedo, que ya no se refiere sólo al escándalo y al ridículo sino, más allá, a la detención, al proceso y al encierro.
Notable es la diferencia entre este miedo ético y el miedo básico que inhibe tener relaciones sexuales. Se trata de dos formas similares en su efecto, pero muy distintas en su génesis y en su círculo de aplicación. Todo esto nos enseña que el control ético depende tanto de una sutil valoración preventiva como de una aplicación refinada de formas específicas de miedo. Estas delicadas y precisas formas de miedo, pertenecientes al yo, se diferencian esencialmente del miedo instintivo elaborado en el sistema límbico.
El miedo emocional o ético inhibe las conductas que pueden generar castigos (auxiliar e los valores preventivos) mientras que el miedo instintivo es una acción de alejarse, escapar, cubrirse, ocultarse, reprimirse, etc., El primero es pragmático el segundo es práxico.
El territorio cortical donde se construyen los valores preventivos y las emociones inhibitorias se elabora el yo, se almacena la memoria biográfica.
La esfera práxica de la personalidad debe entender en tres sentidos: a) el saber instintivo (por Ej.: la pulsión sexual), b) el saber hacer (por Ej.: el coito), c) el saber informativo (por Ej.: realizarlo en la cama).
La esfera pragmática de la personalidad debe entender tres sentidos: a) vivenciar el peligro (cosas, lugares, personas, por Ej.: querer ir a la casa de la vecina sabiendo que el marido no está), b) calificar actos y objetos (valoración ligada a la capacidad de vivenciar, por Ej.: posibilidad y riesgo de seducir a la vecina y aparezca el marido), c) facultades inhibitorias (que son los instrumentos decisivos del yo, por Ej.: frenar la decisión de ir a la casa de la vecina).
La información y la valoración se encuentran en la corteza una junto a la otra. Cuando una emoción inhibitoria suprime la emisión de un acto, el objeto que debía realizar la emisión queda en suspenso (objeto diferido). Por Ej.: el no ir a la casa de la vecina no es una decisión final sino que queda en suspenso la posibilidad de realizar el acto programado en otro momento.
Estos mecanismos inhibitorios tiene su contra polo en las áreas frontales que favorecen o facilitan la emisión de actos.
La región anterior del neocortex dorsal frontal (corteza prefrontal) opera como complemento de la inhibición removiendo de los canales sensorio motrices aquellos objetos cuyos actos correspondientes se han inhibido, por lo tanto, la corteza prefrontal (objetos diferidos y actos internos) y el neocortex ventral (objetos directos) que contienen los mecanismos privativos del cerebro humano, trabajan en estrecha relación.
Si no existiese la corteza prefrontal nuestra vida una serie de momentáneos intentos. Con los actos diferidos el intento sobrevive como proyecto.
El pensar es un trabajo con objetos diferidos y actos internos. Cuando un objeto ingresa en la corteza prefrontal emite un acto interno que llamamos “deseo”. En estas operaciones mentales participa también el cerebelo. En los actos externos, el cerebelo es un dispositivo de cálculo y ensayo, y el deseo es también cálculo, pues implica preparar, programar, ensayar que se realizará lo deseado.
Aquello que es diferido y permanece junto a un acto interno como lo deseado puede hacerse efectivo cuando logra emitir un acto externo, hecho que necesita del auxilio de las emociones excitadoras de la “voluntad.”
La diferencia entre deseo y voluntad es la diferencia entre corteza prefrontal y área límbica. Tener deseo no implica poseer voluntad para realizarlo, en la corteza prefrontal habitan tanto los objetos diferidos pero alguna vez factible realización como los objetos de lo definitivamente irrealizable.
La voluntad al servicio de lo deseado es la forma suprema de la pulsión sexual y los valores preventivos ofrecen el saber pragmático que señala los peligros de la misma.
Se describen numerosas investigaciones que muestran este correlato psico-neurobiológico. Luria postula tres niveles del sistema funcional del encéfalo humano:
- tronco cerebral-sustancia reticulada: atención, concentración vigilancia alerta y tono de la conciencia.
- hemisferios cerebrales retro-rolándicos: simbolización, archivo análisis interpretación (decodificación)
- lóbulos frontales y pre frontales: control, deliberación, proyección futura, deducción.
Así por ejemplo; a nivel cerebral existe una asimetría funcional que tiene su correlato a nivel sexual.
Los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo procesan información, elaboran respuestas y crean acciones en forma diferente uno de otro.
El hemisferio cerebral izquierdo sería “dominante” para tareas analíticas, racionales secuenciales y que requieren tiempo y repuesta categórica y verbalizada.
El hemisferio cerebral derecho sería “dominante” para la realización de tareas globales u holísticas que requieren síntesis e intuición, es decir que procesan la información en paralelo en espacio simultáneo con ingredientes lógicos no verbales.
Esto ha llevado a postular la posible organización funcional diferente entre los cerebros de los varones y de las mujeres.
Jost en 1950 sugirió que la testosterona fetal “masculiniza” el cerebro sacándolo de la “programación original” que si no cursa “automáticamente” hacia lo femenino.
El atribuir un “sexo” determinado al cerebro permitió observar que el cortex del área temporal derecha sería más espesa densa y condensada en los varones que en las mujeres mientras que la corteza del área temporal izquierda es más ancha, amplia y vasta en las mujeres que en los varones
J Mc Glone (1978) sugirió que el hemisferio cerebral derecho de las mujeres participa más que el de los varones en los procesos neuro psicológicos del lenguaje. El cerebro del varón estaría más asimétricamente organizado y con mayor especialización del hemisferio derecho que el de la mujer.
Los lóbulos pre frontales del cerebro humano se integran las conductas sexuales y se selecciona el comportamiento sexual que mejor se adapte a las circunstancias, al momento, a las creencias, a la moral y a la ética. A estos lóbulos llegan la información de los otros niveles corticales.
Así los lóbulos parietales dan el esquema corporal, la imagen corporal, la imagen de sí mismo, y la gnosia corporal o somatognosia.
Los lóbulos temporales y el sistema límbico con todo lo relacionado con la emoción.,el rinencéfalo, los tubérculos mamilares y el tálamo óptico con los archivos informativos de la memoria.
La sustancia reticulada del tronco cerebral a través del centro encéfalo los estímulos de alerta y vigilancia y la selección en base a la información endocrina y neuro hormonal, epitálamo-epífiso-diencéfalo-hipofisario lo que corresponde a la identidad de genero sexual masculino-femenino, etc.
La sexualidad es en gran parte sensibilidad, sensorialidad y movimiento. La caricia, el roce del cuerpo, el murmullo amoroso, el olor de la química feromónica o el laboratorio de la perfumería, la vista de un movimiento erótico, los gestos, la comunicación afectiva son conductas, que generan comportamientos sexuales
Si bien a medida que la evolución progresa, las feromonas son menos importantes en su valor estimulante, sin embargo, y pese a la tremenda influencia de la industria de perfumería y sus olores artificiales en que se ha inmerso la gran mayoría de grupos humanos, aún existen indudables vestigios de una importante biología natural. así los centros olfatorios están estrechamente relacionados con los centros de la memoria.
Otras estructuras neuropsicológicas relacionadas con las conductas sexuales son las que tiene que ver con la agresividad y la violencia.
Los neurobiólogos sostienen que la agresividad es una conducta innata, deseable provechosa y constructiva. Es producto de la filogenia etológicamente condicionada y ontogénicamente construida.
La violencia en cambio es el resultado de influencias sociales, educativas y culturales, es la desviación y desnaturalización de la agresividad.
Así en el encéfalo humano existen las bases neurobiológicas de la agresividad, que salvo por patologías orgánicas específicas no se transforman estas conductas en violencia.
Cuando se habla de conductas sexuales violentas lo mas frecuente de observar es que sean consecutivas a patrones educativos, culturales y sociales que promueven el desarrollo de los núcleos agresivos de los individuos. Así por ejemplo se citan el poder, la subyugación, la represión, el tabú ,el prejuicio, la culpa, la ignorancia, el terror como manifestaciones que desencadenan formas de violencia sexual.
Como contrapartida se observa que muchas disfunciones sexuales (no orgánicas) son consecutivas a una inhibición de la agresividad necesaria para la explicitación de la conducta sexual, cuyos mecanismos neurofisiológicos parecen centrarse en el lóbulo límbico.
La agresividad sexual no es patrimonio exclusivo del macho, las hembras suelen tener conductas agresivas y hasta violentas cuando protegen a la prole y la alimentación.
G Tordjman dice que: “naturaleza en su sabiduría o en su aberración utiliza los mismos circuitos neuro hormonales para controlar las conductas sexuales y agresivas.”
También pudo comprobarse en los primates que el fornix se proyecta a la región preóptica media y que su estimulación provoca la erección peniana. Estos hallazgos son importantes para entender los factores orosexuales de la conducta agresiva y de combate
Wickler (1966) ha descrito monos “centinelas”en colonias de babuinos que se sitian en lugares de vigilancia con sus muslos extendidos y exhibiendo una erección parcial mientras la caterva come o sestea. Dicho autor ve está exhibición como un distintivo óptico de delimitación territorial, advirtiendo a los otros animales de que no se entrometan. En la mitología el falo de algunos dioses (Pan, Príapo, Amón, o Min) es un símbolo referido a la fertilidad y a la protección territorial. En realidad sería como si el símbolo visual urogenital fuese un sustituto de las marcas olfatorias urinarias con los que los animales delimitan su territorio.
Mac Lean se pregunta si el hombre primitivo aprendió a cubrirse los genitales para reducir las tensiones sociales eliminado el arcaico impulso de exhibirse, de forma que su ropaje depende mas de la civilización que de su pudor instintivo.
Se ha sugerido que el gran desarrollo del sistema límbico en los primates superiores y en el hombre puede reflejar un paso desde lo olfatorio a lo visual en lo que concierne a las conductas socio-sexuales.
A juzgar por las pruebas clínicas, se cree que la función del neocortex prefrontal incluye la capacidad para la introspección y la anticipación, en orden a la planificación del cuidado y preservación de la especie. Se ha dicho que algunos individuos experimentan sensaciones de tumescencia genital cuando tiene sentimientos altruistas o se comprometen en actividades de repercusión colectiva.
3.3. Aportes neuroendocrinológicos
La neuroendocrinología centra su interés en las relaciones hipotálamo- hipofisarias es decir en los clásico cerebros del mundo vegetativo y hormonal a los que ahora se integran neurohormonas, neurotransmisores, ”mensajeros”, polipéptidos, prostaglandinas, endorfinas encefalinas, etc. completando y complicando el firmamento neuro-psico-endocrino-vegetativo.
Así a la hipófisis se superpuso el hipotálamo y a éste el epitálamo con la epífisis y la hebénula como centro de interés. La sexualidad que pasó de genitales a hormonas hipofisarias luego dejó su trono en el hipotálamo con sus núcleos y con sus “factores” (“releasing factors”) y hoy esta región diencefálica fue superada en el interés exploratorio por niveles superiores, primero epifisarios y luego archi y paleo-corticales para finalmente llegar a la neocorteza cerebral .
La influencia de la glándula pineal o epífisis en las conductas y el comportamiento sexual se conoce desde hace tiempo, basta recordar la macrogenitosomía precoz consecutiva de un pinealoma. A nivel hormonal la pineal ejerce su influencia a través del hipotálamo inhibiendo la secreción gonadotrófica de la hipófisis e intervendría activamente como complejo epitalámico (que incluye a la habénula) en el control de los ritmos biológicos: circadiano, del sueño, de la menstruación, de la menopausia, etc.
La actividad organizadora (programadora) de las hormonas gonadales esteroides en los períodos fetal y neonatal son de capital importancia en la diferenciación sexual
Se sabe que la diferenciación en el sentido masculino representa un “paso más” que la diferenciación en el sentido femenina. En el período crítico del desarrollo “si se añade” un andrógeno se obtiene un individuo del sexo masculino.
La sexualidad del cerebro se mide por dos criterios. El cerebro femenino regula la secreción de gonadotropinas en forma cíclica (ovulación) y el cerebro masculino mantiene una secreción no cíclica o continua (espermatogénesis) .
Existen estudios (Geschwind) sobre disléxicos que atribuyen que se da más en hombres que en mujeres y sobre todo en hombres zurdos a causa de la secreción de tasas anormales de testosterona por una condición predisposicional. que induce durante el estado fetal una estrechez del área temporal izquierda del cerebro lo que modifica el equilibrio entre los dos hemisferios, además retarda el desarrollo del timo, por lo cual el individuo deviene zurdo, disléxico con dislateralidad (dificultades en la percepción, en la reproducción y en la orientación de los objetos en el espacio ) y con trastornos del sistema de defensa inmunológico. El exceso de testosterona en sangre o bien una sensibilidad excesiva de los receptores a esta hormona, ataca preferentemente a los varones, sin embargo la dislexia puede manifestarse en mujeres que secretan tasas abundantes de hormona androgénica.
La identidad de género parece organizarse en el individuo durante “períodos críticos” conforme a las influencias que actúan sobre ellos en esos instantes, determinando activación (encendido) o frenado (apagado) de “genes del desarrollo”al decir de Rof Carballo.
Relacionando estas observaciones sobre la actividad programatoria a nivel hipotalámico de las regulaciones endocrinas con los estudios etológicos comprenderemos mejor el significado biológico que tiene la integración funcional realizada a este nivel.
Durante los períodos críticos del desarrollo temprano del organismo existe una sensibilidad especial a las influencias exógenas de tipo medicamentosas, químicas, tóxicas, etc. o ambientales (psicosociales) o endógenas de tipo hormonal.
La inclusión dentro de los centros reguladores del sistema endocrino de estructuras rinencefálicas (cerebro límbico) permite comprender la importancia creciente de esta acción programadora, en la que se entrecruzan factores genéticos y ambientales. Hoy se admite que los genes nunca actúan “en vacío” sino que buscan articularse con elementos ambientales con los que establecer la constitución individual del ser vivo.
Se describen “circuitos de autorregulación” de “bucle largo”, por Ej.: gónadas feed-back negativo sobre la producción de hormonas tróficas y de “bucle corto” que se cierran por Ej. entre la hipófisis y el hipotálamos (eminencia media) de mayor complejidad y otros que cierran más arriba en el cerebro límbico por Ej.: hipocampo-amígdala.
Es menester recordar que el nivel basal de hormonas en sangre responde más que a los mecanismos de autorregulación a ciclos periódicos por Ej.: ritmos circadianos
La sensibilidad del sistema hormonal a las motivaciones psicológicas, que siempre son “señales” de que algo importante pasa en el organismo (alarma, relación amorosa, tutela, etc.) pasa dentro del grupo social y está al servicio de una función anticipatoria, como ya se mencionó anteriormente.
Por lo tanto, el sistema hormonal sirve a la homeostasis, pero no solo en un momento determinado, circunscrito, sino también en forma anticipatoria, por Ej.: en la preparación del ciclo sexual y las funciones de reproducción.
Piaget recuerda que la función de anticipación es una de las funciones más universales de la vida y que se la encuentra en todos los niveles
La adaptación del individuo a la ritualización de tipo agresivo, sexual o tutelar de su vida se hace con intensa participación del sistema endocrino a través de sus vinculaciones centrales, tras la “interpretación” o “evaluación” de la situación en consonancia con las “programaciones” de la situación, la consonancia con las “programaciones” de la primera infancia y el posterior aprendizaje. No es suficiente con los circuitos de “feed-back” autorreguladores, sino que las respuestas se mueven dentro de regulaciones superiores de gran complejidad.
La marcada sensibilidad del sistema endocrino en su totalidad a las influencias “psíquicas” es solo un reflejo de las relaciones psicobiológicas individuales con las del grupo del cual el ser se halla inserto. El sistema neuroendocrino reacciona con plasticidad a las más mínimas variaciones del campo psico-social en donde se mueve el hombre. Se sabe hoy de la importancia del cerebro interno o rinencéfalo en este esquema en tanto el allocortex, como el arquiencéfalo y el paleoencéfalo son “sistemas programatorios” en los cuales los “genes del desarrollo” puede ser activados o frenados durante las primeras semanas y meses de la vida.
3.4. Aportes neuroquímicos
Por la neuroquímica sabemos que la neurona como unidad anatómica-histológica del SN se une con otras neurona y entre ellas se realiza merced a una estructura llamada sinapsis una red neuronal (puente de transmisión de los impulsos nerviosos)
El mensaje nervioso viaja de una neurona a otra en un sentido único a través de la fibra nerviosa (salvo los minoritarios viajes antidrómicos) y al llegar a la parte terminal de esta (botón terminal) desencadena un proceso químico a nivel de unas vesículas en forma de distensiones nodulares que contienen mitocondrias (sinaptosomas) donde se almacena un producto químico responsable de la continuidad o no de la transmisión nerviosa (neurotransmisor).
Entre una neurona y su fibra (presináptica) y la que continua (postsináptica) existe una hendidura sináptica (espacio de 200 A) a través del cual pasa el neurotransmisor liberado por las vesículas presinápticas para actuar sobre los receptores de la fibra post sináptica El transmisor liberado altera la permeabilidad para los iones de su membrana resultando de este proceso una despolarización (excitación) o una hiperpolarización (inhibición).La despolarización determina un impulso eléctrico (potencial de acción) a nivel de la fibra postsináptica.
Entre las sustancias calificadas de neurotransmisores vinculadas al metabolismo de los aminoácidos se mencionan a la dopamina, la noradrenalina, la serotonina, el GABA, la acetilcolina, etc.
La dopamina es la catecolamina más importante. Las neuronas que responden a este transmisor se denominan dopaminérgicas y la mayoría de ellas se encuentran en la sustancia negra (locus niger).Otro grupo importante se encuentra en la eminencia media del hipotálamo. La dopamina se encuentra en cualquier lugar donde se produzca adrenalina o noradrenalina. Su papel es muy importante relacionado con la sexualidad tiene que ver con las emociones y la memoria erótica (sistema límbico) la coordinación motora durante el coito (ganglios de la base) las hormonas hipofisarias (hipotálamo) ya que disminuyen la prolactina y provocan inhibición del SNA (ganglios vegetativos)
La serotonina (5-hidroxitriptamina) se sintetiza en la neurona a partir del triptofano. Su degradación en la hendidura sináptica se hace merced a la MAO. Su concentración más elevada están en la epífisis y las células cromafines del intestino delgado. Las células serotoninérgicas del tronco cerebral se encuentran en la sustancia reticulada del rafe con todas sus fibras de proyección lo que permite comprender su influencia sobre la sexualidad a través de los sistemas de alerta y vigilia, la visión, el control de los ritmos biológicos, afectividad, etc.
La noradrenalina constituye una fase metabólica intermedia entre la dopamina y la adrenalina, proceso de metilación que realiza la glándula suprarrenal .Las neuronas noradrenérgicas están casi siempre referidas SNA simpático e intervienen en las reacciones de alarma o estrés. Tienen localización en el locus coeruleus y por lo tanto importancia cognoscitiva, de vigilancia y con el sueño REM.
La acetilcolina es el agente de transmisión de los influjos nerviosos de todos los ganglios del SNA parasimpático y es también un transmisor entre el nervio y el músculo. Actúa en forma fundamental en el mecanismo de la erección peniana.
Las endorfinas son tres prótidos (alfa, beta y gamma) de estructura similar a la morfina pero más poderosa sobre todo la beta.
Luego se descubren los receptores intracerebrales de la morfina y se los denomina encefalinas así como una sustancia bloqueadora de estos receptores el naloxone. Se establece así el papel de esta llamada “hormona cerebral” en los mecanismos del dolor y que se hace extensiva a los mecanismos del placer erótico, el orgasmo y la paz interior..A partir de estos estudios se empieza a hablar de la “química sexual” “los sistemas de placer” asociados a las endorfinas .las encefalinas y las feromonas, y se plantea que el amor es tributario de poderosas acciones químicas del cerebro, que las emociones eróticas estimulan el sistema límbico que liberaría feniletilamina que se encontraría en el septum y se asociaría a descargas corticales de neuronas noradrenérgicas.
Los neurotransmisores más importantes a nivel del SNC son las catecolaminas (noradrenalina, adrenalina, dopamina), la serotonina, acetilcolina, histamina, GABA, ácido glutámico, glicina, etc. De ellos tienen importancia básica en la conducta sexual fundamentalmente la dopamina que excita y la serotonina que inhibe la sexualidad.
Se ha demostrado que luego del orgasmo hay un aumento considerable de la tasa sanguínea de péptidos de tipo endorfina, lo que explicaría la abolición del dolor, la sensación de placer y tranquilidad y el bienestar que siguen al orgasmo. La liberación de estas morfinas endógenas podrían también explicar la disminución del apetito sexual que sigue al orgasmo. Las drogas como el naloxone que bloquean el efecto de los opiáceos tienen un efecto inverso. Ella provocaría lo que autores como M .Murphy llama “erecciones fuera de propósito”.
Los opiáceos endógenos servirían entonces de reguladores de la libido. Una carencia de opiáceos desencadenaría hipotalámicamente una sensación de frustración y por lo tanto un aumento de la libido .A la inversa su liberación consecutiva al orgasmo aboliría temporariamente el deseo.