8) Algunas reflexiones sobre el concepto de peligrosidad
Conceptualmente podemos delimitar operativamente el término peligrosidad, como la condición psíquica de una persona que la lleva a realizar conductas dañosas o delictivas.
La peligrosidad puede ser social o médica.
- La social la resuelve un juez a través de la detención del individuo que se le ha imputado un delito de la suficiente gravedad para que amerite su prisión preventiva (procesamiento) o en su defecto se lo sentencie a una cantidad determinada de años luego de habérsele probado la imputación (condena).
- La médica se da en el ámbito del sistema de salud mental a nivel asistencial y/o legal.
En el ámbito asistencial es habitual que le tema de la peligrosidad o riesgo de un paciente se plantee en los casos de internaciones involuntarias con síntomas de alienación, sin conciencia de enfermedad, o compulsivas por ejemplo, cuando un facultativo detecte que un paciente tiene incapacidad de controlar una adicción con riesgo de su salud, y el paciente no acceda voluntariamente a un tratamiento adecuado ambulatorio, deberá quedar a criterio de un juez la efectivización o no de la misma, aunque no se verifique la posibilidad de daños para si o terceros o de comisión de un delito.
Se plantea aquí el problema de distinción con el concepto de la seguridad, cuando se extiende un certificado de internación. La seguridad está al servicio de su contención y no del riesgo de cometer actos dañosos para si o terceros. El síntoma mas frecuentemente relacionado con la peligrosidad es la conducta descontrolada, impulsiva, manifestada como agresividad u hostilidad hacia si mismo o hacia terceros.
En el ámbito médico-legal se suele hablar de peligrosidad: inminente, latente y potencial.
La peligrosidad inminente significa una amenaza que se está por cumplir muy pronto, en forma inmediata. Se observa una sintomatología manifiesta que no pasa desapercibida para el médico ni para los neófitos.
Así a nivel motor se aprecia propensión a la irritabilidad (por celos, odio, ira, avaricia, etc.) que es imposible calmar durante la entrevista. El nivel de inquietud, ansiedad, y/o agitación creciente es un signo de peligrosidad inminente.
A nivel verbal se observa la propensión a las amenazas, exigencias desmesuradas, comentarios peyorativos, los enunciados de desconfianza, la difamación, etc.
A nivel paraverbal el individuo presenta una actitud desafiante, la conducta es demandante, la postura tensa, la atención hiperalerta con la mirada huidiza y la expresión reticente y oposicionista.
La peligrosidad latente se la considera escondida, sin manifestación clínica, encontrándose los síntomas enmascarados. Así ciertos individuos que presentan perfiles de personalidad que se manifiestan por celos excesivos, envidia, ira, componentes de inseguridad y autoestima baja, etc., que ameritan la posibilidad de que puedan surgir descompensaciones que hay que tratar seriamente ni bien se detectan como patología. Muchas veces se traducen en seguimientos impiadosos, desconfianza y sospechas permanentes que se proyectan sobre el otro y pueden llegar a atentar contra la seguridad emocional y física de terceros.
La peligrosidad potencial indica la posibilidad de que la acción suceda no dando idea de cuando acontecerá. Se reserva este diagnóstico para los individuos que se encuentran bajo tratamiento psiquiátrico con un cuadro psicopatológico estabilizado pero que sus antecedentes de personalidad y el tipo de patología, hacen suponer o conjeturar que el abandono del tratamiento, deriven en una conducta dañosa o delictiva.
De manera tal que, desde una perspectiva de la psiquiatría forense al informar sobre peligrosidad, se debe evaluar el diagnóstico del paciente inmerso en un contexto social, sobre la posibilidad que, como consecuencia de su eventual accionar futuro presente un monto de agresividad o violencia (fuera de la racionalidad y justicia) por lo cual probablemente presente una conducta manifiesta dañosa o delictiva para si o terceros.
La tarea de predicción de la peligrosidad de un delincuente sexual ha de tener en consideración la gravedad y la frecuencia de las agresiones sexuales mostradas en la carrera delictiva.
La presencia de los siguientes indicadores está asociada a un riesgo elevado de reincidencia:
- si el delito incluyó la violencia y puso en riesgo físico a la víctima.
- si hubo acciones excéntricas y/o la presencia de rituales.
- si ya es reincidente (no cambia su comportamiento ni aprende con la experiencia)
- si ha existido evidencia de alteraciones psicopatológicas graves.
- si el sujeto no reconoce el delito o lo racionaliza y no concientiza la idea de ser ayudado terapéuticamente.
- si no le interesa controlar su conducta sexual y se mueve con impulsión sexual gratificante.
- si vive en un medio sociocultural adverso.
- si su comportamiento es vivido en forma egosintónica.
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