6) Algunas consideraciones criminológicas
Teniendo en cuenta las presuntas etiologías y consideraciones psicopatológicas que se postulan alrededor de la génesis de los trastornos sexuales, podemos hacer algunas especulaciones criminológicas.
Desde el punto de vista de la adquisición de las respuestas eróticas placenteras, se debe tener en cuenta, la importancia de la predisposición de la personalidad como factor genético más, las experiencias ambientales que da el aprendizaje.
Existiría por lo tanto, una condición en el ser humano, de acuerdo a la potencial predisposición constitucional de la personalidad de cada individuo. Algo así como, una especie de “tabla de arcilla” lisa y moldeable, sobre la cual, en el trascurso de su devenir histórico (biografía), se marcarían “huellas” indelebles que serían las experiencias eróticas vividas por ensayo, azar o circunstancias ya sean, deseadas o no, que condicionarían de allí en adelante, como en una relación “llave-cerradura” una respuesta determinada cada vez que se asocian ambas situaciones (circunstancia mas predisposición al placer erótico), detonando así la conducta sexual, ya sea, adecuada o inadecuada.
Si bien las nuevas experiencias hacen nuevas marcas, nunca las nuevas superan en eficiencia erótica a las primeras marcadas, que siguen respondiendo con la misma idoneidad placentera a pesar del tiempo que pueda transcurrir.
Por lo tanto, las parafilias siguen este patrón general: las imágenes, fantasías, o comportamientos desviados son el producto de experiencias vividas sobre la base de una personalidad predisponente. Tales circunstancias que, provocaron en su momento un placer sexual, condicionarán, la necesidad de reiterar dichas experiencias fijando así, un patrón de conducta erótico.
Hay parafilias que llevan a las personas a la cárcel, las hay que lastiman a su pareja sexual, otras solamente molestan, otras son inofensivas, es decir, no se puede decir automáticamente que toda parafilia sea necesariamente peligrosa para sí y para terceros. También es cierto que, algunos parafílicos pueden realizar el coito convencional sin inconvenientes, pero para lograrlo deben fantasear su parafilia para tener éxito, esta disociación es la que llamamos “parafrenia sexual”.
Por último pensamos que, sobre la base del desarrollo de la personalidad, las perturbaciones sexuales, sobre todo las genuinas, tienen que ver con la precocidad de aparición de la conducta sexual anómala y, si es psicopática, su característica tiene mucha posibilidad de expresar una estructura sexopática.
Los modelos que pretenden explicar los orígenes, desarrollo y mantenimiento del comportamiento antisocial, en particular la violencia la sexual, asumen como hipótesis central que, tales formas de comportamiento se originan en el aprendizaje que surge de la interacción que el niño mantiene con su medio. Este comportamiento puede llegar a ser el precursor de importantes conductas delictivas.
Los delitos sexuales pueden ser consecuencia de diversos factores. Cierto porcentaje de agresores sexuales padecen un trastorno psicosexual bajo la forma de parafilias o desviaciones sexuales que pueden ser factores de riesgo para la comisión de delitos sexuales. Pero, no todas las parafilias son ilegales. El delito sexual es un concepto jurídico, en tanto que la parafilia es el nombre de un trastorno sexual que puede aparecer o no acompañando a una perturbación mental.
John Money ha expuesto el concepto “mapa del amor” como una especie de inscripción o plantilla grabadas en el cerebro, en la que se esboza las actividades sexuales que preferimos. Tal acontecimiento se desarrolla en la infancia a través de las experiencias vividas en función del placer–displacer. Se cree que la época más vulnerable gira alrededor de los 5 a 8 años, luego las posibilidades de modificación se hacen difíciles o refractarias.
Money ha advertido que la supresión de los juegos sexuales preparatorios de la infancia podría impedir un desarrollo sexual sano. Algunas culturas temen que los niños sean expuestos tempranamente a la actividad sexual. El hecho de castigar estas conductas puede obstaculizar el desarrollo de un mapa de amor normofílico. Por consiguiente el individuo adquiere un mapa del amor o plantilla mental erotosexual a través de las experiencias e imágenes mentales vividas donde las actividades gratificantes que provocan excitación y orgasmo. Cuando estas vivencias adquieren características parafílicas reemplazan a las normofílicas y se fijan como patrón erótico.
Uno de los principales investigadores de la violencia sexual, el psiquiatra inglés Neil Malamuth considera que la agresión sexual se produce cuando, además de existir ciertas motivaciones, las circunstancias inhiben los controles que evitarían el ataque y además cuando se presenta una ocasión propicia.
En algunos casos, como luego reafirmaremos, se llega a configurar una conducta sexual compulsiva como forma de reducir la ansiedad y la angustia. La actividad sexual brinda un alivio temporal, pero éste va seguido de más angustia. Muchos infractores sexuales han sido a su vez víctimas de abuso sexual en la infancia.
El sexólogo Eli Coleman, director del Programa de Sexualidad Humana de la Universidad de Minnesota conjetura que las experiencias traumáticas infantiles intensifican la ansiedad primaria con una distimia secundaria.
Se ha establecido una correlación entre violencia sexual y aquellas sociedades que podrían definirse como sociedades represivas.
El sociólogo estadounidense Ira Reiss ha señalado que una sociedad sexualmente sana sería aquella que adoptara tres principios básicos de salud mental: honestidad, igualdad y respeto.
Los estudios señalan que los infractores sexuales adolescentes son especialmente desconocedores de la sexualidad. Los programas de prevención de la violencia sexual deben favorecer la independencia temprana del niño y promover la sexualidad como un aspecto saludable y deseable de la vida diaria.
Si tenemos en cuenta la diversidad de explicaciones que los diferentes autores dan a este tipo de conductas delictivas, desde el punto de vista práctico y objetivo, podemos hacer algunas reflexiones producto de nuestra experiencia.
Así observamos que, las personas con conductas parafílicas exclusivas, son un porcentaje exiguo de la población, sin embargo, la naturaleza repetitiva e insistente del trastorno hace que la comisión de actos parafílicos sea de alta frecuencia.
Por lo tanto, ante la posibilidad de diagnosticar un delito sexual con características parafílicas se debe tener que distinguir que:
- No se trata de justificar los comportamientos parafílicos y aún menos las psicopatías sexuales, pero la condenación por el hecho de tenerlos, si no transgreden pautas legales, si se viven en la privacidad y no perjudican a terceros, es una intolerancia social
- Todo consiste en hacer que el sujeto tome conciencia de que debe vivir su sexualidad parafílica con los mismos criterios de responsabilidad que los que presiden el ejercicio de la sexualidad convencional. Nadie es responsable de sus tendencias, es solamente responsable de las formas como las vive.
- La parafilia no es una elección, sino un destino, pero ésta, al igual que la sexualidad convencional, se debe ajustar a las pautas normativas de convivencia en el respeto por el otro.
En la década del 90 hemos investigado en el CMF a numerosos delincuentes sexuales seriales y en un trabajo anterior hemos desarrollado lo observado.
Aquí haremos una pequeña síntesis.
Para poder realizar una pericia médica sexológica correcta sobre un delincuente sexual, en este caso delincuente serial, debemos partir de la realización de una buena semiología de la conducta delictiva.
Para ello se debe tener en cuenta el actor y el acto delictivo
En el primer caso el actor por tratarse de un delincuente sexual se debe hacer el examen de la víctima y el victimario, sobre todo de éste último en lo referente a su biopsicogénesis individual y sus sociogénesis o factor ambiental (mesológico) para configurar con su personalidad de base más las influencias ambientales la historia vital que nos permita interpretar la criminogénesis o las causales para delinquir.
En el segundo caso se debe investigar el acto delictivo, para a través de los mecanismos utilizados observar la criminodinamia del delito.
El acto delictivo se debe estudiar antes, durante y después del hecho. Por lo tanto, la conducta delictiva surge de la interacción entre un delincuente y un hecho delictivo. Se enumerará algunas reflexiones observadas:
- Los delincuentes seriales suelen ser adultos jóvenes o de mediana edad. Es raro observar a menores de 18 años y mayores de 50
- La vestimenta que luce el delincuente serial suele ser siempre la misma cuando realiza el acto agresivo. La vestimenta forma parte de un ritual que tiene un simbolismo particular para el agresor, razón por la cual, como si fuera un “uniforme de combate “
- Se observa que predominan los solteros, de personalidad inmadura e inestable, de 30 a 40 años dependientes emocionalmente y habitualmente hijos únicos que conviven simbiótica con su madre, por general viuda y dominante.
- Difícilmente el delincuente serial presenta la imagen del “perverso lombrosiano”, es por lo contrario un individuo que a nivel social se comporta en adecuada Paralelamente cuando desarrolla su “actividad delictiva” desdobla su personalidad adopta otra identidad. (“parafrenia sexual”). Excepcionalmente se han registrado seriales con características “lombrosianas” y de escaso nivel intelectual como el recordado “petiso orejudo”.
- El lenguaje que suelen utilizar durante la ejecución del acto delictivo propiamente dicho es el de las amenazas, insultos, descalificación, agresión, procacidad, auto revalorización, venganza, etc.
- Casi en todos los casos los delincuentes seriales tienen trabajos efectivos y se comportan en ellos en forma responsable. Algunos trabajan por su cuenta, tienen hobbys, coleccionan objetos artísticos, son amantes de refinados gustos culturales o realizan acciones de beneficencia en la comunidad en total actitud paradojal con sus tendencias delictivas
- Los que tienen hijos, suelen ser padres rígidos y autoritarios e imponen una férrea disciplina familiar con total oposición a sus comportamientos transgresores que cumplen durante su actividad delictiva.
- La modalidad de la actividad sexual que realiza tiene que ver con la forma de compensar las dificultades sexuales que sabe que presenta cuando intenta una relación convencional.
- Es raro que presenten antecedentes delictivos de otra índole, aparecen debutando con una serie de delitos similares que motivan su detención, a veces luego de largo período de búsqueda. Los que poseen antecedentes suelen ser por hechos similares en otras regiones del país o que fueron recientemente liberados y han reincidido rápidamente.
- No es cierto la noción generalizada de que estos delincuentes sean torpes y agresivos o con antecedentes de conductas sociales violentas y menos libertinos sexuales. Es de excepcional observación que las conductas delictivas seriales se den en pornógrafos o “liberados sexuales” o personas que se vanaglorian socialmente de su vida sexual abiertamente. Lo habitual es que se dé en reprimidos sexuales, introvertidos, timoratos, mojigatos, misóginos o dependientes afectivos sobre todo de la madre.
- No es común ver delincuentes seriales francamente alienados (psicóticos), lo habitual es ver trastornos de la personalidad y delincuentes psicópatas instintivos sobre todo a nivel gregario y sexual, es decir que descargan su agresión contra lo humano del medio circundante al que no se adaptan. Las variantes esquizoide e histeroparanoide son los de mayor prevalencia.
- Las personalidades obsesivo-compulsivas son de observación frecuente entre los seriales. El asesino serial es por lo general un varón introspectivo, tranquilo, reservado, distante de buenos modales, bondadoso y agradable, sin amigos, solitario en sus decisiones, hipobúlico, tímido, estudioso, suele ser fácilmente descartado como sospechoso por su historia de persona pasiva que no reacciona frente a la violencia, ordenado , meticuloso, pulcro, es común que no fume beba ni consuma drogas y si lo ha hecho, no es un adicto Suele ser mojigato y condena la obscenidad la vulgaridad y las palabras soeces.
- Quiere ser notorio antes que ignorado, y pasar a la historia como el criminal más importante (vanidad delincuencial). Es por ello que suele hablar, leer y hacer comentarios a personas sobre las noticias que se refieren a su accionar (antes de ser capturado) manifestando opiniones punitivas muy fuertes sobre lo que se debería hacer con el asesino cuando lo detengan.
- Algunos autores hacen hincapié que los asesinos seriales estaban obsesionados con fantasías sexuales desde mucho tiempo antes de la realización de los asesinatos, hecho que tiene importancia capital, por cuanto por un lado comparten importantes similitudes con otras parafilias como el exhibicionismo y la pedofilia y, por otro, porque nos sitúa en el camino de la comprensión psicodinámica de la conducta del sujeto.
- El delincuente sexual serial es peligroso por su “forma de ser”, su conducta delictiva es egosintónica con su personalidad anómala (no necesariamente enferma), y la proclividad a la agresión sexual, con secuencias temporales del ataque casi siempre sin cómplice.
- El sujeto delincuente serial suele actuar en silencio, de allí lo infrecuente de la utilización de armas de fuego. Lo usual es el empleo de un arma blanca (cuchillo, navajas, destornilladores, etc. ya sea para amenazar, intimidar, u eventualmente dar muerte a su víctima. En este último caso es frecuente la utilización de la asfixia mecánica o los golpes en el cráneo.
- El delincuente serial actúa casi siempre siguiendo un ritual, dentro de una misma zona a la que estudia puntillosamente y que tiene una significación especial dentro de todo el contexto delictivo. Es como un coto de caza que conoce perfectamente y que investiga en sus mínimos detalles y en la cual “elige la presa” que debe encuadrar dentro de su patrón delictivo o cumplir con sus necesidades impulsivas particulares. Para ello algunos agresores seriales llevan un diario de sus víctimas, un plano de los lugares donde van a llevar a cabo sus ataques, o un mapa detallado de los puntos donde ya han realizado sus fechorías.
- Los lugares de acecho suelen ser los vehículos públicos, la calle, las circunstancias de encuentros ocasionales “con la futura víctima”, lugares de recreación como bailes, confiterías bares, etc. Utilizan el medio de movilidad que mejor se ajusta a sus necesidades delictivas y van desde ir a pie, en bicicleta, moto, vehículos públicos sobre todo si allí viaja la víctima y desciende con ella, y mucho mas sofisticadamente en su combi acondicionada que reúne y tiene preparadas las características que requiere su plan.
- En general se realiza a través del ataque sorpresivo o el traslado de la víctima bajo amenaza de arma al lugar que tiene establecido para consumar el hecho. No obstante ello se ha observado también formas más sutiles como la seducción, el engaño, la coacción, etc. como conducta premeditada anterior a la ejecución del acto delictivo propiamente dicho.
- La reacción del medio circundante reviste cierta peligrosidad. Cuando se toma conocimiento periodístico o social el hecho delictivo serial se produce el pánico en el ambiente. A veces aparece la patrulla de vecinos que exigen castigos severos (pena de muerte). La histeria colectiva estimulada por la imaginación favorece las falsas denuncias y acusación a inocentes.
- Como contrapartida en algunos casos se ha visto la atracción sexual de algunas mujeres por el criminal y llegan hasta formar pareja con el delincuente (enclitofilia de Loccard)
Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.