[spp title=”I. Introducción”]
I. Introducción
La sexología analiza y clasifica la diversidad sexual de nuestros comportamientos para entenderlos y poder ayudar en situaciones de conflicto.
En principio los manuales especializados (CIE 10 y DSM IV TR), clasifican en dos grandes rubros las manifestaciones sexuales: las disfunciones o trastornos sexuales como perturbaciones cuantitativas de tipo psicológico o fisiológico que impiden en mas o menos el goce de la sexualidad y el erotismo (capacidad o rendimiento coital) y; las desviaciones sexuales o parafilias que como perturbaciones sexuales cualitativas la elección del objeto erótico se traduce en conductas a veces inusuales y en ocasiones excéntricas o resistidas socialmente.
Pues bien, en esta segunda clasificación, se suelen encuadrar las manifestaciones de la sexualidad que se realizan a través del sexo grupal en general y que se traducen con el término genérico de pluralismo sexual.
Quienes están a favor, consideran estas manifestaciones como un estilo de vida, una moda y no una patología. Quienes están en contra lo consideran una desviación sexual o parafilia, una perversión o un acto de promiscuidad y falto de moral. Hay quién podrá estar de acuerdo o no, pero el hecho es que, es una de las muchísimas formas de comportamiento sexual.
Se suele observar, con cierta frecuencia, este tipo de conductas sexuales en personalidades con características de cierta inmadurez e inestabilidad con temores y dificultades sexuales y el hecho de tener sexo en grupo les equilibra de una u otra forma. Suelen presentar ciertas desventajas que les impiden relacionarse con su propia pareja en el terreno de lo interpersonal y deciden recurrir a hacerlo entonces en un ambiente grupal y lleno de fantasías. En ocasiones, debido a esa percepción de no poder satisfacer o llenar a su pareja, esto se convierte en una incapacidad de rendimiento sexual por lo que utilizan como recurso el sexo grupal para poder completar la tarea genital con la pareja.
Algunos presentan ciertos conflictos inconscientes con su propia identidad sexual corriendo en un continuo en donde pueden ser potencialmente: heterosexuales, homosexuales o bisexuales. Parten del supuesto que o quienes intervienen en el sexo grupal, no son hombres o mujeres, sino un objeto corporal para gozar.
Pueden presentar una o varias expresiones (para algunos parafilias) en una mezcla de comportamientos en un mismo acto: observar, ser observado, excitarse imaginando a la pareja con otra persona, escuchar los gemidos, tocar, oler, lamer las secreciones o humores dejadas por otra persona en la pareja , etc.
Por todo ello consideramos interesante y pertinente agrupar estas manifestaciones y describirlas de acuerdo a nuestra ya prolongada experiencia sexológica, psiquiátrica y médico legal.